Una de las finales más reñidas del béisbol juvenil del 2017 la jugaron Tigres y Americano. La última serie se emparejó y hubo necesidad de un duelo extra, que se definió en los episodios finales y con un cierre dramático. Estos partidos sirven de base para resaltar que estos juegos, especialmente los dos últimos, tuvieron buen nivel técnico que nos mueve a creer que en este grupo de peloteros está el futuro del béisbol local.
A la gran final llegaron las novenas Americano y Tigres, que dejaron en el camino a Cardenales y Torremar. El primer encuentro fue un despertar de bateos felinos que destrozaron el trabajo de los lanzadores americanistas y dejaron la pizarra 16-3 con labor dominante desde la loma de Sebastián Muñoz, que limitó la ofensiva azul; y, en cambio, el bateo de Tigres sonó trece hits, entre ellos, un largo jonrón de Ricardo Molisson.
El segundo juego fue favorable para el Americano 4-3 con batazo clave de Josep Pinto por el jardín izquierdo, que resultó oportuno para impulsar dos carreras y romper empate a 2. Así apoyó el trabajo combinado en el montículo de Javier Wong y el cierre de Ricardo Arroyo que limitaron a cuatro hits a Tigres.
Con este resultado, se empató la serie a un triunfo y obligó a jugar un tercer y definitivo juego que también tuvo características dramáticas. Los lanzadores abridores Orlando León, por Tigre; y Nicolás Troncoso, de Americano, no dieron tregua y controlaron muy bien a los bateadores rivales, aunque la ofensiva estudiantil anotó una carrera en el tercero y otra en el cuarto.
Fue en el sexto episodio, después de dos outs y frente a los serpentineros relevistas cuando los Tigres logran liberarse del dominio y ponen en circulación a Orlando León, Ricardo Molisson. Luego Mathías González recibe boleto intencional para congestionar las bases. Con las bases llenas Alonso Saraguayo es golpeado por un lanzamiento, por lo que llega la primera carrera, y luego Kevin Solórzano saca doblete por el jardín izquierdo, que impulsaron a Molisson y González con las carreras del empate y de la ventaja de 3-2 con la que terminó el encuentro. Un cierre lleno de emociones permite creer que entre los integrantes de estos dos equipos, a los que bien se les pueden agregar los más destacados de Cardenales, Torremar, Indios, Americano Rojo, Fatty y Fedeguayas, está una nueva generación de peloteros que empiecen a cambiar la falta de triunfos internacionales del béisbol local.
Tigres tuvo una muy buena campaña al ganar tres torneos. Son los legítimos campeones. Lo hemos visto entrenar con su cuerpo técnico de primer nivel, liderado por su mánager Alfredo Molina, que jugó béisbol profesional con la Academia de los Dodgers, en República Dominicana; Diego Arcos, que ha dedicado toda su vida a la pelota chica, integrante de selecciones nacionales; Melquiades González, pelotero activo de los torneos de mayores, múltiple campeón y líder de jonrones en el ultimo torneo Huancavilca; Nelson Saraguayo, que conformó selecciones nacionales de distintas categorías, creador del famoso Saraguayazos, batazos que llegaban de manera milagrosa cuando ya estaba todo perdido para dar triunfos al Barcelona de 1996; y Fabricio Muñoz, que tienen el récord de todos los tiempos de jonrones en los campeonatos oficiales.
De este grupo de jugadores, que ahora están en juveniles, bien pueden surgir peloteros que le cambien la historia a este deporte. La mayoría tienen experiencia internacional al haber concurrido a certámenes regionales, continentales y mundiales que con un buen plan de entrenamientos, con mejor implementación, con topes, intercambios y participaciones internacionales, bien podrían ser la base de una selección que intente llegar a los JJ.OO. del 2020.
Para lo cual el Gobierno japonés entregó ayuda para mejorar y readecuar el estadio Yeyo Úraga y formalmente ofrecieron mayor apoyo para que la selección ecuatoriana se entrene e intente clasificar a los Juegos.
Será la oportunidad de medir la capacidad de gestión de los directivos del béisbol. Deberán tocar puertas, buscar recursos en los organismos estatales y empresas privadas, tal como lo hicieron dirigentes pasados que consiguieron construir estadios, presencia de entrenadores foráneos, ganar tres torneos sudamericanos. Caso contrario el béisbol seguirá marchando en el propio terreno. (O)