En la segunda semana de mayo de este 2017 que se termina, Pep Guardiola se encontró con una amarga certeza: la de su primera temporada sin títulos. Había llegado al Manchester City con expectativas máximas y se encontró con tropiezos a cada paso. En aquellos días, además, ofreció su honestidad brutal: “En mi situación actual, en un club grande, estaría destituido. Estaría fuera, seguro. La presión la tuve cuando llegué a Barcelona. Allí no tenía nada para defender mi trabajo. En ese club o en el Bayern Munich, si en seis meses no ganaste nada, estás afuera. Ahí no hay una segunda oportunidad. Aquí la tendré y ofreceré lo mejor”. A nadie le molestó su frase. Los Ciudadanos siguieron confiando en su idea, en su búsqueda, en sus palabras. Los derrotados parecían convencidos.
Esa temporada que estaba por comenzar está ahora por la mitad. Y el City es una fiesta. Rompe récords a cada paso. Tras la victoria por 1-0 frente al Newcastle, en St. James' Park, el equipo que se viste de celeste y que encanta suma 58 puntos de 60 posibles disputadas 20 fechas de la Premier League. Tras el empate en la segunda jornada, el 21 de agosto ante el Everton como local, consiguió 18 victorias seguidas, récord histórico de la máxima categoría inglesa, nacida en 1888.
Además, accedió sin traumas a los octavos de final de la Champions League (enfrentará al Basel, en febrero) y sigue con vida y expectativas en las dos Copas locales, la FA Cup y la League Cup.
A contracara de presunciones, el entrenador -formado como mediocampista exquisito y como entrenador en La Masía, escuela del fútbol de posesión- decidió armar su equipo desde el fondo. Así, ahora cuenta con la defensa más cara de todos los tiempos. Sumó tres laterales, Benjamín Mendy, Kayle Walker y Danilo, a cambio de 134 millones de euros. Y hasta asombró con la idea de contar con un nuevo arquero, el brasileño Ederson, a cambio de 40 millones de euros.
Pep Guardiola, el creador de la defensa más cara del mundo
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Sin embargo, todo lo hizo en nombre de armar un equipo a su modo y manera. Con salida clara desde el fondo, con la precisión como obligatoriedad, con laterales en función ofensiva, con la posesión como herramienta de ataque, con recuperación rápida, con vocación ofensiva. Admirador confeso de César Menotti y de Marcelo Bielsa, este City es una celebración del fútbol sudamericano en su versión tradicional.
Es el equipo con más jugadores nacidos en el subcontinente de Maradona y de Pelé. Tiene siete: los argentinos Nicolás Otamendi y Sergio Agüero; los brasileños Ederson, Danilo, Fernandinho y Gabriel Jesús y el chileno Claudio Bravo. Y son influyentes: en la mitad de la temporada, suman entre ellos 144 presencias y 31 goles.
Pero hay más en términos de estilos: los laterales europeos que contrató (Walker y Mendy) parecen nacidos en la tierra de Nilton Santos y de Dani Alves. Kevin De Bruyne, con su juego de mago, parece brotado de algún potrero de periferia latinoamericana. Y de Raheem Sterling (autor del gol ante Newcastle) cuentan que es el más sudamericano de los futbolistas surgidos del Caribe. Aunque representa a Inglaterra, nació en Jamaica, bajo el mismo cielo que Usain Bolt. Quizá no sea casualidad que sea uno de los jugadores más veloces de la élite. En esta 20ª fecha lo volvió a demostrar.
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Tampoco hay azar en el goleador histórico. Agüero se convirtió en una celebridad a fuerza de conquistas, de gritos. Este año, superó un récord que se había instalado en 1940. En su última presentación, en sus 76 minutos en el campo de juego, no convirtió. Pero este City en el que todos participan y casi siempre domina y tiene la pelota, el Kun se mostró activo, intenso, cerca del gol.
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De este modo, con perfil sudamericano, el City arrasa. Le sacó 15 puntos de ventaja a su archirrival del vecindario y escolta en la Premier League, el United. Y Pep también se está imponiendo en ese duelo de los entrenadores: está dejando muy lejos a su contracara, a José Mourinho. Con el estilo que más le gusta, claro.
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