Pétalos cayeron del cielo para recordar este martes el primer aniversario de una de las peores tragedias del fútbol, el fin del sueño del equipo Chapecoense de Brasil en un accidente aéreo en Colombia.
Dos helicópteros de la Fuerza Aérea de Colombia dejaron caer su ofrenda en la plaza central de La Unión, cerca de la montaña donde el Chapecoense encontró la muerte camino a la gloria.
Setenta y un personas perdieron la vida, entre ellas 19 jugadores, 14 miembros de la comisión técnica y nueve directivos del club Chapecoense. Solo seis ocupantes sobrevivieron: una azafata, un técnico de aviación, un periodista y tres jugadores.
El equipo que en 2009 disputaba la cuarta división, se había embarcado rumbo hacia su primera final internacional frente al Atlético Nacional de Colombia por la Copa Sudamericana.
Hacia las diez y diez de la noche, el vuelo 2933 de LaMia desapareció cuando estaba por aterrizar en el aeropuerto internacional de Rionegro, que sirve a la ciudad de Medellín.
El avión que había partido de Bolivia cayó en el Cerro El Gordo, ubicado a unos 2.600 metros de altura en el municipio de La Unión.
"La gloria estaba cerca (...) la tragedia apagó ese sueño", afirmó Andrés Botero, presidente de Nacional.
El actual campeón del fútbol colombiano, que cedió al Chapecoense el trofeo de la Sudamericana 2016, organizó el homenaje que también incluyó un minuto de silencio.
Mientras los helicópteros dejaban caer los pétalos fueron leídos los nombres de las víctimas, que quedaron inmortalizados en un placa develada para la ocasión.
Además, Nacional entregó lápiz y papel para que los asistentes escribieran mensajes de solidaridad al Chapecoense y los depositaran en la "capsula do tempo", que será abierta en 40 años.
"Mis amigos chapecoenses nunca los olvidaremos, 'nunca os esqueceremos'", dijo Botero, quien anunció que se dedicará un mural en el estadio Atanasio Girardot, donde se iba a disputar el partido. Además de directivos, tres jugadores asistieron al acto.
Aún sin concluir, las investigaciones revelaron que el aparato iba corto de combustible y con sobrepeso. El fallecido piloto fue responsabilizado y una decena de funcionarios de la aerolínea y del Estado están presos en Bolivia.
- Más homenajes -
Tras el homenaje en La Unión se llevará a cabo una misa en el cerro que ahora lleva el nombre del Chapecoense.
Camino a la montaña, Luis Albeiro Valencia, de 53 años, levantó en su pequeña finca el único monumento que recuerda en La Unión lo ocurrido hace un año.
En lo alto de un palo está una réplica en madera del avión a pequeña escala junto a dos columnas de ladrillo, una de ellas coronada con las llantas del tren de aterrizaje y la otra, con un balón apenas inflado.
Los últimos objetos, asegura, le fueron obsequiados por su ayuda durante las labores de rescate.
"Esto es para recordar, para que no los olviden, porque con el tiempo seguramente todos se olvidarán de ese morro", dijo a la AFP este agricultor.
En Brasil, el club 'Huracán' decidió no realizar ningún acto por "respeto a quien quedó y respeto por los buenos recuerdos", pero abrirá las puertas del estadio Arena Condá para los visitantes, que contarán con un espacio especial para oraciones.
Además, el túnel que lleva de los camerinos a la cancha será adornado con las imágenes de los fallecidos celebrando victorias.
El estadio también acogerá la vigilia "algunas luces nunca se apagan", organizada por la Diócesis de la ciudad de Chapecó, y luego los asistentes partirán en una procesión hacia la catedral San Antonio, donde se realizará un acto religioso.
Las campanas sonarán a la hora exacta del accidente.
- El renacer -
Tras el golpe de muerte de hace un año, el Chapecoense debió afrontar una dolorosa reconstrucción cargada de altibajos, pero logró salvar la primera categoría en 2017.
De los tres futbolistas que sobrevivieron solo el lateral Alan Ruschel volvió a jugar con el equipo, tras una recuperación casi milagrosa.
Mientras el arquero Jackson Follmann perdió la pierna derecha, y el defensa Helio Neto, el último de los sobrevivientes en ser rescatado, todavía está en recuperación y su regreso a las canchas está previsto para el próximo año.
Los otros dos ocupantes que se salvaron de morir, la azafata Ximena Suárez y el mecánico Erwin Tumiri, retoman de a poco sus vidas en Bolivia, la primera como modelo y conferencista motivacional. Casi todos volvieron a volar.