En las horas borrascosas que España vive en torno a Cataluña, con términos fuertes y sensibles como independencia, secesión, república, nacionalismo, los hinchas de fútbol del resto del mundo se preguntan: “¿Y qué pasará con el FC Barcelona si Cataluña se separa de España…? ¿dónde jugaría…?” De momento, la inquietud es más externa que interna; ni en España ni en la región catalana se lo han planteado seriamente aún. Pero es una posibilidad que existe. Y una opción que mejor no imaginar… Si eso ocurriera, los elencos de esa comunidad autonómica quedarían inmediatamente marginados del campeonato, del que el FC Barcelona es el cómodo puntero.
“La declaración de independencia es un acto puramente formal, no tiene sustento legal, es más que nada una demostración de rechazo al gobierno central y de deseo de un grupo de personas (de ser un país aparte), pero no representa a todos los catalanes”, dice Diego Torres, magnífico periodista argentino del diario El País, de Madrid. “Nadie piensa que los equipos catalanes (Barcelona, Espanyol y Girona actualmente en Primera) puedan dejar de jugar en este campeonato. Y mucho menos se lo han planteado los clubes. Ningún club de Cataluña anhela otra cosa que jugar en la Liga Española, es lo que les da prestigio”, agrega Diego, el periodista que dio a luz los cortocircuitos en el vestuario del Paris Saint Germain tras la llegada de Neymar y la polémica por quien pateaba los penales, artículo que dio la vuelta al mundo.
Los medios, según sean de Madrid o de Barcelona, difieren sobre el deseo de los catalanes con relación a la independencia. El porcentaje es bastante parejo, aunque varias encuestas sostienen que los defensores del NO (españolistas) serían un número mayor que los del SÍ (independientistas). “Sucede que se expresan más los del SÍ, hacen más ruido, salen a la calle, se movilizan”, dicen los analistas. Los primeros se ven como intimidados por preferir seguir siendo españoles.
“En el hipotético caso de que se llegara a una secesión legal, evidentemente el Barcelona, Espanyol, Girona y otros deberían dejar la Liga Española y tendrían que constituir un torneo propio, con lo cual perderían toda importancia. Por poner un paralelo, sería algo así como el campeonato escocés. Pero eso no sería lo peor, hay que ver si la UEFA los admitiría en las copas internacionales, quizás pasarían años hasta que los reconocieran”, especula Diego, radicado en España hace décadas.
En el supuesto de que España se desmembrara (muy poco posible, Alemania, Francia, Estados Unidos y sobre todo la Unión Europa ya manifestaron desconocer a Cataluña como nación soberana), la UEFA y la misma FIFA con seguridad recibirían enormes presiones de la UE para que no reconozcan una selección o una liga catalanas. Y hasta que lo hicieran, si un día sucediera, los clubes vegetarían y se contraerían jugando entre ellos un torneo sin mayor trascendencia.
Centrémonos en el gran referente del deporte catalán, su nave capitana, el Fútbol Club Barcelona, uno de los cinco clubes líderes del fútbol mundial junto al Real Madrid, Manchester United, Bayern Munich, Juventus. El club de Messi, del fútbol-arte, una institución con ingresos superiores a los 700 millones de euros anuales en distintos conceptos, pero sobre todo en patrocinios, derechos de TV y premios en competiciones. De quitar Cataluña sus pies de España, el Barza quedaría fuera de la denominada Liga Santander porque sería un club extranjero y la ley española permite únicamente la integración de clubes de un solo estado foráneo: Andorra. Y, además, como castigo, prohibiría con máximo énfasis que los catalanes sean parte de su potente campeonato.
Para empezar, el Barcelona perdería el que es hoy el gran clásico internacional con el Real Madrid. Pasaría a protagonizar un torneo de aproximadamente diez o doce equipos con el Espanyol, el Girona y otros de menos poderío como el Lleida, el Nástic, Sabadell, Palamós, Terrassa, Figueres, L’Hospitalet, Badalona, Llagostera… Instituciones que hoy militan en Segunda o Segunda “B”.
El Swansea City AFC y el Cardiff City son dos equipos galeses que actúan en la Liga Inglesa, pero les fue permitido integrarla porque tienen más de cien años de vida y la Liga Galesa recién fue fundada en 1992, de modo que en algún sitio necesitaban participar. Y porque sus relaciones con la Foottball Association son excelentes. Pero el Celtic y el Rangers, los dos grandes de Escocia, también solicitaron jugar en la Premier League y, aunque en los mejores términos, no les fue aprobado. Arsenal, Liverpool, Tottenham, Chelsea, los dos Manchester, Everton, e incluso los más chicos, saben que Celtic o Rangers son dos pesos pesado, aportarían una extraordinaria popularidad y atractivo, pero peligraría su pedazo de pastel, les complicaría la vida. También el Mónaco forma parte de la Ligue 1, sin embargo el Principado mantiene óptima convivencia con Francia. En el caso que nos ocupa, España cerraría con siete llaves sus puertas a las entidades de una Cataluña independiente.
Para afrontar un torneo apenas catalán no tendría sentido para el Barza conservar el costosísimo plantel actual. Y además no podría, pues gasta el 84% de su facturación en salarios de los futbolistas. Y al dejar de ser una atracción global perdería patrocinios, los altos ingresos de la televisión, taquillas, los premios de la Champions, etcétera. Además, todas las figuras -Messi, Suárez, Paulinho, Mascherano, Umtiti, incluso los mismos catalanes- pedirían irse pues no tendría sentido jugar allí. Que tuviesen contratos de largo alcance no sería un problema. FIFA los ampararía si desearan cortarlo.
No obstante, es muy difícil que este cuadro se dé. El FC Barcelona no se ha manifestado en el ardiente tema del separatismo porque pertenece a todos los catalanes y a todos representa, a los del Sí y a los del NO, pero se sabe que está absolutamente en contra de la secesión. “El Barza es consciente de que, fuera de la Liga Española, no tiene razón de ser, se tornaría un glorioso recuerdo”, señala Diego Torres. Efectivamente, quedaría en un limbo deportivo, ingresaría en un ostracismo absoluto. Los partidarios del independientismo han presionado al club para que se manifieste a su favor, pero la dirigencia ha obrado con cordura manteniéndose al margen. Está en juego sino su supervivencia, sí su grandeza. Ni el gigantesco Camp Nou tendría mayor sentido, y mucho menos la ampliación y remodelación que comenzará en breve y que demandará 420 millones de euros.
Incluso varios jugadores nacidos en la región, como Busquets, señalado como españolista, han declarado que se ven jugando para la Selección Española por varios años más. Desde luego, si el Barza se viera obligado a irse de la Liga, el balompié español lo lamentará, pero seguirá andando. El Barza, en cambio, será parte de una preciosa nostalgia.