El Brasil de Tite es la locomotora; los demás son vagones comunes; igual es bonito este tren de la Eliminatoria. Dan ganas de tomarlo, uno lo espera y no decepciona. Frustrantes son, a veces, los vagones, chirrían, dan bandazos. La locomotora se despegó y la formación se mueve por el envión, como desinflada. Tanto que la del jueves fue, por lejos, la fecha con menos goles de toda la competencia: 8 apenas. No obstante, los resultados inesperados le confirieron un toque extra de expectativa a la recta final. El empate de Colombia ante el colista y la derrota de Chile en Santiago elevaron la incertidumbre a picos inimaginables. Por ello, los quince puntos de las tres fechas restantes tienen alto interés clasificatorio. En todos, uno -o los dos- se juegan el boleto. Si el Premundial sudamericano tiene justa fama de ser el más difícil de todos, este epílogo es su prueba más contundente. Acá no hay mansos.
* Para apuntalar la ilusión. Bolivia es penúltimo y guardó algunos titulares paceños (Escobar, Chumacero, Arce) para tratar de hundir a Chile el martes. Al margen de ajenas intenciones, Perú tenía que enfocarse en su tarea. Y la hizo: lograr tres puntos vitales mientras disimulaba ausencias fundamentales como Gallese y Guerrero, y otras importantes como Renato Tapia y Yotún. Pero tanto como seguir escalando, le era decisivo ganar para dar valor a los tres partidos que restan. Cumplió con todo. Ahora, con el escuadrón casi completo, debe tomar por asalto la fortaleza de Quito. Y a juzgar por el juego propio, puede. Ningún equipo, a excepción de Brasil, está mostrando la armonía de Perú. Sin duda, un capolavoro de Gareca. Con dos cajitas de fósforos armó una orquesta que suena lindo. Las derrotas y empates de los de arriba redondearon una fecha feliz. Necesitará seis puntos para soñar con la Plaza Roja. Pero ahora no es imposible. Un apunte extra sobre Édison Flores: no importa dónde juegue y cómo esté, es jugador de selección.
* De la comedia al drama. Parece increíble ver a Ecuador octavo después de haber arrancado la Eliminatoria con cuatro triunfos en sus primeras cuatro presentaciones. Luego hizo 8 puntos sobre 33, una caída vertical e indetenible. Cabe puntualizar que de aquel arranque espectacular han pasado dos años. En ese lapso suceden muchas cosas en el fútbol, cambian escenarios y jugadores. El equipo que cayó ante Brasil tiene apenas un lejano parentesco con aquel que debutó venciendo a Argentina en Buenos Aires. Y no aparecieron nuevas figuras. Son siempre los mismos, cuando se trata del 9, es Felipe Caicedo o Enner Valencia. Caicedo, de lo más granado del plantel, es un buen ejemplo de la actualidad ecuatoriana: marcó 2 goles en 28 partidos en el Espanyol de Barcelona. No es lo que uno llamaría un romperredes. Y es el más “exitoso” a nivel europeo después de Antonio Valencia. Ahora le toca recibir a Perú estando debajo incluso en la tabla. Uruguay tiene adelante a Suárez y Cavani, Chile a Vidal y Alexis, Colombia a James y Falcao, Argentina a Messi y Dybala o Icardi, Perú a Paolo Guerrero y Ruidíaz (o Farfán)…
* Sólo cuatro de aquella noche mágica. La alineación ecuatoriana en Porto Alegre mantenía apenas cuatro titulares de los que consiguieron aquel triunfo inaugural sobre Argentina en octubre de 2015: Achilier, Pedro Quiñónez, Noboa y Antonio Valencia. El opaco nivel demostrado en sus clubes fue borrando a muchos de las convocatorias. Algunos ni siquiera juegan y varios comienzan su curva descendente. Hay un mal presente de los jugadores que el técnico de la selección no puede cambiar en los seis o siete días que los tiene a disposición.
* Esta abúlica Colombia. Está claro que la versión colombiana actual es inferior a la de la anterior Eliminatoria. Puede clasificar, pero no tiene el brillo ni la vivacidad de aquella. No transmite la misma alegría ni mucho menos la seguridad que emanaba la versión Pekerman.1. Esta carece de iniciativa, parece preguntarle al rival “¿bailamos…?”, en lugar de sugerirle “bailemos”. Le preguntó si bailaba a una Venezuela última, llena de nombres ignotos y juveniles, a una Vinotinto de 7 puntos (en la tabla…) Además, contó con la apreciable colaboración de Rafael Dudamel, que sacó a Josef Martínez, su mejor delantero, a los 54 minutos, si no tal vez este comentario era otro. La sensación es que el hincha pensó que el jueves por la noche se sentiría mundialista, ahora se siente eliminatorista de nuevo. Y habrá que lucharla. Porque viene Brasil y esa gente no entiende nada de empates convenientes; si pueden, te ganan.
* Superman Faríñez. Aún siendo tibia, Colombia hizo ofensivamente lo suficiente como para que Wuilker Faríñez, el fenomenal arquero caraqueño, se tornase superhéroe. Lo venimos siguiendo hace tiempo y, en esto, el cronista arriesga todo su crédito: nunca, en tantos años de fútbol, habíamos visto un golero tan joven con sus condiciones a este nivel. Falcao se tomó la cabeza después del cabezazo que le sacó el joven de 19 años, porque no es normal que un arquero tape eso. Lo vimos en la Libertadores 2016 frente a Huracán (con 18 años), en el Mundial Sub-20, en esta misma clasificatoria… Tiene reflejos excepcionales, un grado de concentración superlativo como los grandes talentos, y una actitud proactiva en cada situación del juego. Sabe salir, jugar con los pies, pero su virtud esencial es evitar el gol. Estamos frente a un fenómeno. Él también es culpable de ese empate rancio y sin goles. Si fuera francés o inglés ya valdría 100 millones de euros.
* El violín y las hachas. El viejo Centenario fue escenario de otro 0 a 0, el del antiquísimo -y áspero- clásico rioplatense, el que más ediciones tiene en el mundo. En realidad no empataron, hicieron tablas, fue más ajedrez que fútbol. Argentina sacó un punto valioso en función de las circunstancias: debutaba su técnico frente a otro que está desde febrero de 2006 en el cargo. Y en una parada difícil. Dadas las caídas de Chile y Ecuador y el empate de Colombia, el punto le sirve a los de Sampaoli. El partido fue curioso: un excelso violinista (Messi) rodeado de obreros y hacheros. No obstante, el violín sonó más nítido que las hachas. Messi hizo cosas preciosas, que desde luego ningún otro futbolista puede hacer. Cada control, cada pase, cada gambeta es una delicatessen. Lo grave es que no tiene orquesta. Argentina es la ofensiva más pobre del torneo: 14 goles (Bolivia marcó 15, luego FIFA le quitó 2). Y Messi, que no jugó en 8 de los 15 partidos, es el goleador con 4.
* Algo está pasando. Uruguay ha cosechado un punto de sus últimos 12. Y ahora va a Asunción contra Paraguay, que llega afiladísimo. La noticia más reconfortante para Uruguay es que en los dos últimos juegos enfrenta a Venezuela y Bolivia. Nadie la tiene más fácil.
* Se vino abajo. A Chile se le cayó el techo del rancho. No sólo asombroso, increíble es el 3 a 0 que le propinó Paraguay. Y acá no hay TAS posible: eran todos guaraníes. Con espacios para contraatacar, es complicado Paraguay. Lo sufrió Chile y pueden sufrirlo otros. Ya le ganó a Argentina en Córdoba y empató con Brasil. Y en octubre va a Barranquilla. Cuidado Colombia… Atrás usan la fórmula de toda la vida: el aguante. Adelante carece de un delantero mínimamente eficaz, pero tiene dos volantes de armado notables: Óscar Romero y Micky Almirón, dos zurdos inteligentes, picantes…
* ¿Y Brasil…? De Brasil ya ni se habla. Es una apisonadora que lleva 9 triunfos consecutivos, los nueve que ha dirigido Tite. Si Brasil hubiese comenzado a participar en la séptima fecha, regalando las seis primeras, igual iría puntero con 27. ¡Glup…!