BARCELONA - La Rambla no es Times Square ni Champs Elysees, tampoco Piccadilly Circus. La Rambla es mucho más que un lugar súper visitado o, si se quiere, mucho más que un símbolo turístico. La Rambla es como una mezcla entre la calle Florida, Retiro y el Obelisco. Es verdad que lo que llama la atención es la cantidad de personas la recorren diariamente, pero también destaca por desembocar en la Plaza Catalunya, una de las principales estaciones de subte y tren, como por ser la guardiana de Canaletas, donde el Barça celebra sus grandes victorias. Cualquier barcelonés pasa en algún momento de la semana por la Rambla, que es, simplemente, el corazón de Barcelona .
"No temin por (no tenemos miedo)", rezaba el cartel que daba la bienvenida al Camp Nou. Un grito que se escuchó con más furia cuando la pelota empezó a rodar en la cancha. Y aunque el fútbol no cura las heridas, si es que existe un analgésico capaz de aliviar semejante terror, ayuda a distraer. Al menos por un rato, la gente se pudo relajar con Messi y compañía. No era fácil llegar a la casa azulgrana ayer. Los controles policiales se multiplicaron en los alrededores del estadio y en la entrada de la cancha. Estuvo lejos de llenarse, 56.480 espectadores, un poco más de la mitad del aforo.
Pero el Barça de Messi no jugaba sólo para la gente del Camp Nou. El equipo de Ernesto Valverde se olvidó las individualidades, todos eran la capital catalana. Las camisetas no lucieron el nombre de los jugadores en la espalda. En su lugar, ponía Barcelona. Y el Betis, ayer rival azulgrana, también tuvo un gesto a la ciudad condal. "El Real Betis con Barcelona", decía la remera de los jugadores. El fútbol abrazó a Barcelona. En todos los estadios europeos se guardó un minuto de silencio. Hasta Neymar lloró en su estreno en el Parque de los Príncipes cuando se recordó a las víctimas de Barcelona . Especialmente emocionante fue el de la cancha del Athletic de Bilbao. Un silencio rotundo, conmovedor desde el País Vasco hasta Cataluña.
"Lo que pasó fue duro, pero no podemos escondernos", había advertido Valverde, técnico del Barcelona. Y el Barça dio la cara. Con un Messi encendido, pero peleado con los palos (tres veces el poste le negó el gol al Nº10), el Barcelona se levantó en el Camp Nou después del cachetazo que le pegó el Madrid en la Supercopa de España. Necesita el triunfo el equipo de Valverde, pero, sobre todo, lo necesitaba Barcelona. "Nuestra idea era dar una sensación de normalidad, pero queríamos hacer un homenaje a nuestro modo. ganando", concluyó Valverde. Jugó Messi, ganó el Barça. Lo pedía Barcelona.