Cristiano tiene menos de quince años. Es delgado pero con la autoestima gorda. Se pasea por los salones de juego del Sporting de Lisboa. La práctica deportiva ha culminado, pero CR7 desea competir contra alguien más. Ahora Ronaldo se dispone a enfrentarse consigo mismo. Toma un dardo, apunta al blanco y respira. Se detiene y mira fijamente al objetivo. Cierra los ojos, los vuelve abrir y lo lanza. El crack del futuro repite la misma acción una y otra vez hasta que logra su objetivo. Como si se tratase de un tiro libre. El mismo ritual. El mismo resultado. En el blanco.
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Así lo recuerda Aurelio Pereira. El director de la escuela de menores del Sporting de Lisboa y uno de los personajes que se encargó de forjar a la máquina de goles que hoy es conocida como Cristiano Ronaldo. "No le gustaba perder ni en el descanso", admite. "De niño solíamos encontrarlo de noche medio escondido en el gimnasio haciendo amagues con el balón, llevando dos pesas en cada pie". Su obstinación por ser siempre el mejor lo llevó a la cima del fútbol mundial.
El deportista que más trabaja se volvió un experto en realizar amagues y en disparar dardos al blanco. El Wall Street Journal realizó un estudio sobre las horas que el portugués había jugado en un año y le concedió el título del "deportista que más trabaja". Un mérito más para un futbolista que declaró en el 2010, como parte de un spot publicitario de Nike: "Yo no pierdo en nada".
Un video en Youtube muestra que Cristiano Ronaldo aún conserva la precisión que adquirió cuando era niño. Un spot publicitario, para un banco portugués, exige a CR7 disparar un dardo y dar en el blanco. Los camarógrafos tenían listo los efectos especiales para que la estrella solo haga la simulación. Pero el futuro crack del Real Madrid sorprendió a todos.
Cristiano se preparó como si se tratase de un tiro libre. El ritual empezó. Ronaldo tomó el dardo. Miró al objetivo. Cerró los ojos. Los volvió a abrir y lanzó. La obra teatral tuvo un final espectacular. El dardo cayó en el centro y tuvieron que cancelar los efectos especiales.
Como esta tarde en la final de la Champions League ante la Juventus. Cristiano Ronaldo anotó un doblete. Dos disparos de primera. Y con esto se acercó más al camino de la victoria. Es muy probable que gane el Balón de Oro una vez más y es seguro que seguirá rompiendo récords como redes.
A los 32 años, cuando los futbolistas piensan más en el retiro que en continuar, Cristiano Ronaldo es el exitoso persistente que hace magia con los dardos y con los balones y con los récords.
Con los tantos de esta tarde se ha convertido en el primer jugador del Real Madrid en anotar un doblete en la final de la Champions League desde 1962. El único portugués, al lado del inmortal Eusebio, en anotar un doblete en la final de la Champions League. Es el tercer jugador con más de cuatro goles en la final de la Champions League. Y, además, se acaba de convertir en el máximo goleador de la Champions League durante seis temporadas seguidas. También alcanzó su tanto 600 en 855 partidos oficiales.
"Me preparé para esto. Estoy muy contento", responde Cristiano luego de ganar la Champions League ante la tímida pregunta de una emocionada periodista. Ronaldo tiene en mente los triunfos y los goles que hizo durante la temporada y corrige a la chica. "Tres al Atlético de Madrid" (la periodista dijo dos).
Messi nació con talento, Cristiano Ronaldo con obstinación. El deportista que más trabaja, hoy gana una nueva Champions League y, también, quizá, tenga en mente el recuerdo de aquella publicidad donde lanza dardos en el blanco sin trucos de magia.
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