El técnico dirigirá su último partido como entrenador azulgrana en el feudo barcelonista, donde presenta un balance de 73 victorias en 86 partidos.
EDITORIAL
Es la hora del adiós de Luis Enrique Martínez del Camp Nou. El técnico se despedirá mañana de su afición los últimos tres años tras haber brindado al club ocho títulos que pueden ser diez, aunque la Liga está muy complicada al no depender el Barcelona de si mismo para revalidar el título. Y a pesar de que el balance en forma de títulos es uno de los más importantes que nunca un entrenador logró en azulgrana, su figura sigue dividiendo a la afición, aunque el técnico pida "preguntar por los aldeaños del Camp Nou" para asegurarse".
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Sin embargo, tal división se pudo constatar cuando el Leganés visitó el Camp Nou tras el 4 a 0 en el Parque de los Príncipes. La afición no se atrevía a criticar a unos jugadores que lo ganaron todo. Por lo menos hasta que un sector de la grada joven empezó a corear el nombre del entrenador, a lo que una parte importante de la afición respondió con unos silbidos que no tardaron en acallar los vítores al asturiano, en entredicho desde la visita al PSG. Ni siquiera la remontada ante el cuadro francés devolvió la confianza a la aifición, por lo menos de forma unánime.
De todas formas los números de Luis Enrique al frente del Barcelona son intachables. Es uno de los cuatro entrenadores capaces de ganar la Champions League y el técnico con mejor promedio de victorias en la historia del club, además de uno de los más laureados. Aquel día el Camp Nou estaba enfadado y no ayudó que el equipo madrileño lograra empatar el gol inicial de Leo Messi e incluso se cebó en André Gomes. Lo recordarán. Fue aquel día en el que el rosarino resolvió el partido con otro gol que no celebró, mostrando su desacuerdo por la falta de apoyo de la afición a un jugador barcelonista con el partido en juego.
La próxima vez que estos jugadores salten al césped del Camp Nou lo harán dirigidos por otro entrenador, sea Ernesto Valverde o cualquier otro. Mientras, es hora de despedir a Luis Enrique como él siempre pidió: dejando la celebración en segundo plano, centrándose en derrotar al Eibar e intentando que la afición vaya a una, convencida de que con estos jugadores todo es posible. Mientras, el todavía entrenador sostiene que "estoy súper orgulloso de que el club me haya permitido formar parte de esto durante ocho años como jugador y cinco como entrenador" y apunta que "la siguiente temporada ocuparé mi asiento como socio, así que no será una despedida sino un hasta pronto".