Carlos Henrique Casemiro, autor del 1-2 en San Mamés y quien cumplirá sanción ante el Alavés, se ha convertido en uno de los pilare básicos del Real Madrid, un equipo que ataca con muchos efectivos y al que le cuesta iniciar los movimientos de repliegue. Momento que aprovecha el brasileño para agigantar su figura y apuntalar al equipo. Además, en San Mamés aprovechó una jugada a balón parado para asegurar tres puntos vitales para el conjunto de Zidane en su lucha por la Liga.
Casemiro llegó a la disciplina blanca en la temporada 12-13, curso en el que jugó principalmente en el Castilla (15 partidos). Ancelotti no contó habitualmente con él en la temporada 13-14 y al año siguiente se marchó cedido al Oporto, donde su buen rendimiento (41 partidos, 4 goles) le hizo volver del préstamo.
Con Benítez al frente de la nave blanca le costó entrar en los equipos iniciales. Cuajó un excelente encuentro en el Derby del Calderón (1-1) y su alineación fue toda una sorpresa. Benítez le ubicó delante de los centrales y posibilitó la liberación de Modric y Kroos por delante. Encadenó seis titularidades consecutivas (Levante, PSG, Celta, Las Palmas, PSG en el Bernabéu y Sevilla) hasta que desapareció de la alineación en el Clásico ante el Barcelona. La hecatombe que supuso aquel 0-4 y que sentenció a Benítez le abría una nueva puerta la esperanza al brasileño.
En enero de 2016 Zidane cogía el banquillo del Bernabéu tras la destitución de Benítez y Casemiro tuvo que volver a recorrer el camino desde el principio, viviendo situaciones ya vividas con el técnico español. En los primeros nueve partidos del galo al mando del conjunto madridista, el brasileño disputó sólo 21 minutos. Tras perder el Derbi con el Atlético de Madrid (0-1), Zidane encontró el equilibrio y la capacidad de sacrificio en Casemiro. Fue un habitual del francés, salvando incluso al equipo en Las Palmas (1-2) y su presencia en el Clásico del Camp Nou confirmó su explosión (1-2): dejó jugar poco a Messi y ofreció ayuda impagable a los centrales, más tras la expulsión de Sergio Ramos (minuto 83). Desde entonces sólo le apartó del equipo un golpe en la cadera y una herida en la uña del pie (Getafe y Manchester City). Fue titular en la final de Milán ante el Atlético: cerca estuvo de adelantar a los blancos y junto a Kroos y Modric sujetó el mediocampo diseñado por Simeone.
Su tercera temporada blanca está reafirmando que su buen rendimiento, a pesar de las dudas que generó, no fue flor de un día. Se lesionó en el RCDE Stadium (una fisura en el tercio medio del peroné izquierdo) y estuvo 67 días de baja, periodo por el que el Madrid atravesó la ‘crisis de los empates’: Villarreal, Dortmund, Las Palmas y Eibar. Kovacic suplió con nota al brasileño, pero desde su regreso se ha postulado como ancla del Madrid, con partidos sublimes (Sevilla en Copa y Granada en Liga) y con goles decisivos como el 3-1 al Nápoles y el 1-2 al Athletic.