Christian Stuani es el alma y la viva imagen de la ambición del Girona, que retará al Barcelona.
BARCELONA -- Cristhian Stuani lo es todo en Girona. Los casi 13 mil 500 aficionados que llenaron las gradas del estadio de Montilivi lo despidieron el último sábado coreando, otra vez, su nombre después de que anotara los dos goles con los que el equipo rojiblanco, la mayor revelación de las grandes Ligas en Europa, remontara al Valencia y prolongara a siete las jornadas sin perder para seguir compartiendo el liderato junto al Real Madrid.
Míchel, el entrenador, mantiene los pies en el suelo, huye de cualquier euforia desmedida ("nuestra Liga no es la del Madrid y el Barcelona") pero ya se permite hablar de cosas mayores.
"Este equipo está preparado para luchar por llegar a Europa", se atrevió a afirmar antes de jugar la última jornada. Y a medida que pasan los partidos, la sorpresa del Girona va convirtiéndose en realidad.
Este domingo visitará en Montjuïc a un campeón en apuros. El Barça tomó aire ganando al Atlético de Madrid pero asiste incrédulo al temporadón de este Girona que solo perdió un partido desde que comenzó el curso y que, además de compartir liderato con el Madrid, desarrolla a decir de muchos el mejor futbol de LaLiga.
En su plantilla conviven juventud y veteranía. Jugadores como el brasileño Sávio que explota a ojos de todo el mundo, como Paulo Gazzaniga, un portero que no encontraba acomodo en Primera División, Aleix García, quien tras no explotar en el Manchester City hace dos años jugaba en Rumania, los ucranianos huidos de la guerra Viktor Tsyganov y Artem Dovbyk o el experimentado Daley Blind, a quien no se le suponía mayor recorrido tras pasar media temporada a la sombra en el Bayern Munich.
Y con todos ellos, Stuani. El alma de Montilivi, el futbolista que no necesita ser crack indiscutible para sí ser la referencia de un club que en octubre de 2021 luchaba por escapar de las plazas de descenso en Segunda División con él al frente. Porque El Matador de Tala, seis años y medio en Girona, ya es leyenda... Y no escapa al sueño que se vive alrededor del club.
Stuani se convirtió, en el verano de 2017, en el segundo fichaje (2.5 millones de euros) más caro de la historia del club catalán. El Girona acababa de ascender por primera vez en su historia a la máxima categoría del futbol español y Quique Cárcel, su milagroso director deportivo, apostó contra no pocas reticencias por la incorporación del delantero uruguayo, que cercano a cumplir los 31 años acababa de descender en la Premier con el Middlesbrough anotando cinco goles en toda la temporada.
Hoy Stuani es, más allá de máximo goleador histórico del Girona, un personaje de culto. Cuando en 2019 el equipo descendió descartó su marcha, afirmando su total compromiso e identificación con el club, la afición y la ciudad. Rechazó un acercamiento del Barcelona para sustituir a Luis Suárez cuando este se lesionó en enero de 2020, y este último verano, en plena efervescencia del mercado árabe, se mantuvo firme desechando dos ofertas para sumarse a la Liga saudí.
"Tuve ofertas para irme, pero si estoy aquí es porque tanto yo como el club queremos que así sea. No creo que haya nada más bonito que retirarte donde has hecho historia y donde la gente te ha demostrado tanto cariño", afirmó, días después de cerrarse el mercado para explicar su decisión. Y en Girona nadie olvida...
Así, no es extraño que en Montilivi se le considere un futbolista de referencia, que su camiseta sea de las más vendidas entre la hinchada y que cada vez que salta al terreno de juego la ovación sea atronadora. No es, ya, indiscutible en el once inicial de Michel... Pero el entrenador sigue rendido a él. "Christian es el jugador más importante de la historia del Girona", resumió en la sala de prensa el técnico madrileño, conocedor que siempre que le necesita ahí aparece Stuani para resolver cualquier contratiempo.
Sus goles así lo atestiguan. Suma 119 de rojiblanco, tras una carrera que comenzó en el Danubio de su país y le llevó con suerte dispar por Reggina en Italia y Albacete, Levante, Racing de Santander y Espanyol antes de jugar en Inglaterra.
Hoy, cumplidos los 37 y bajo contrato hasta junio de 2026, es la viva imagen de la ambición que se multiplica en un vestuario que hace semanas se olvidó de la permanencia y mira con ilusión hacia Europa. Hablar de la Champions parece aún demasiado atrevido y más prohibido referirse a un hipotético título de Liga.
Pero la pandilla de Stuani no atiende a ninguna lógica. Y, aunque lo mantenga en silencio y siga saboreando esta gloria con humildad, debe tener claro que ganar en Montjuïc sería un golpe sobre la mesa. Tremendo.