Barcelona empató, casi milagrosamente, frente al Granada cuando se suponía que era una visita cómoda en LaLiga
BARCELONA.- Al Barcelona se le funden los plomos en un momento no determinante pero sí importante de la temporada. Y confirma, ya sin disimulo, un bajón de juego que comenzó hace dos semanas, cuando venció por la mínima al Celta (3-2) en Montjuïc.
A partir de ahí no pasó del empate en Mallorca, derrotó con mucho sufrimiento al Sevilla y con más suerte en Porto... Y encalló en Granada. Pudo perder (caía 2-0 al descanso), estuvo cerca de ganar (se le anuló un gol que provocará polémica a Joao Félix en el descuento) y acabó empatado en un partido de dos caras, con una primera mitad lamentable y una segunda insuficiente... Y sin olvidar que Bryan Zaragoza, autor de los dos goles locales, pudo anotar un tercero, tras el 2-2, que evitó el palo.
Encalló el Barça con una igualada tan impensable a priori como como entre milagrosa y decepcionante al final, atendiendo a que el rival acumulaba cinco jornadas sin ganar, habiendo sumado apenas 2 de los últimos 15 puntos en juego y situado en la penúltima plaza de la clasificación debía ser, en buena lógica, un oponente que no le causara problemas para sumar los tres puntos y, también, recuperar sensaciones.
¿Sensaciones? Las peores que pueda temer el campeón a estas alturas de la temporada, cuya imagen se cae como un castillo de naipes y se muestra incapaz de mostrar cualquier signo de superioridad frente al rival que tenga enfrente.
Si, además, encaja un gol en frío, el récord de su historia a los 17 segundos, olvida cualquier plan que pudiera tener determinado y ya juega tanto contra el reloj como contra todo signo de calma. Campeón por su solidez defensiva la pasada campaña, el equipo de Xavi lleva recibidos 10 goles en las primeras nueve jornadas, una cifra que no alcanzó el último curso hasta la jornada 31. Y, otro dato, encajó dos goles en 29 minutos, mostrando una fragilidad defensiva inaudita. Y el palo, en tiempo añadido, después de igualar, evitó que la decepción fuera un derrumbe en toda regla...
Hace semanas que el Barça ha perdido frescura y cuyas intenciones se pierden en la nada. Desaparecido por lesión Frenkie de Jong, la lógica desparece en un centro del campo en el que apenas destaca el nervio de Gavi, insuficiente para dominar la zona ancha y que agradeció la entrada, en la segunda mitad, de Sergi Roberto, a la postre autor del gol que evitó la debacle... Aunque no ocultó la decepción. Tres jornadas después de ser líder el Barça es tercero, a tres puntos del Real Madrid y a dos fechas de recibirle en Montjuïc en un Clásico que, de pronto, alcanza una dimensión no esperada a estas alturas de la temporada. Porque nadie podía esperar que el campeón pudiera sufrir una pájara futbolística de estas características de manera tan clara.