Gonçalo Paciencia entró en la vida del Celta bendecido. En unas horas frenéticas, más propias de un thriller, firmó el contrato, se hizo unas fotos con el presidente, le presentaron al entrenador, se puso las botas y saltó a jugar su primer partido como titular. No le dio tiempo ni a conocer el nombre de sus compañeros. Y en la primera pelota que recibió en condiciones sentó a un contrario en el vértice del área grande e incrustó el balón en el balón con un remate que desbordaba clase. Parecía el día de Paciencia. La gente le aplaudía hasta los andares. Pero entonces el portugués descubrió una máxima absoluta: los días siempre le pertenecen a Iago Aspas. El moañés le arrebató a su nuevo compañero el protagonismo con un muestrario de remates escandaloso que confirman que arranca la temporada un punto por encima –al menos en puntería– que las pasadas en las que siempre le costaba poner el contador en marcha. La mejor noticia posible para este Celta en construcción y que ayer cerró la pretemporada con una cómoda goleda sobre el Al-Shabab saudí para adjudicarse una nueva edición del Memorial Quinocho, el trofeo que nunca hay que perder.
Estaban los aficionados entusiasmados con el gol y felices con los detalles que advertían en el delantero portugués –una de las caras nuevas que Coudet alineó de salida en lo que parece la primera alineación liguera cambiando a Carles Pérez por Solari– cuando Iago Aspas se adueñó de la escena. El moañés fue convirtiendo en gol cada una de las acciones claras de las que disfrutó. Uno tras otro. Como quien va sellando documentos en una gestoría. En el descanso el partido ya estaba 3-0 después de un primer tiempo en el que el cuadro de Coudet fue evolucionando en su manejo de la pelota. Se vio más suelto a Oscar Rodríguez en ese papel (complicado) que Coudet le ha asignado de ejercer de Denis Suárez. El Celta sigue echando de menos alguien que haya crecido en esa posición, que rompa una jugada con un pase, que se gire para hacer daño. Ayer no era necesario pero otra cosa será dentro de una semana ante el Espanyol. Pero el de Talavera cumplió. En general lo hizo casi todo el equipo, solidario como siempre en la recuperación y con algunos errores, inevitables en este tiempo, de la pareja de centrales que forman Aidoo y Unai.
En el segundo tiempo hubo oportunidad para que se fuesen estrenando en Balaídos el resto de los futbolistas que acaban de llegar al Celta como Mingueza (al que Coudet utilizó en el lateral derecho), Luca de la Torre, Willliot Swedberg y para que Coudet, de forma sorprendente, le diese más protagonismo a la cantera de la que acostumbra. Además de Gabri Veiga o de Miguel Rodríguez hizo su estreno en el equipo Fran López, un chaval que la pasada temporada estaba en el juvenil y que en principio va a jugar en el Celta C esta temporada. Pero mientras todas esas cosas pasaban Iago Aspas seguía a lo suyo. El monólogo del equipo vigués casi siempre acababa en un nuevo gol del moañés que en el segundo tiempo sumó otros tres tantos para cerrar su cuenta con un “repóker” antes de que Coudet le mandase a descansar cuando faltaban veinte minutos para acabar el partido.