“¿Cómo ves a Ecuador…?”, nos pregunta un colega de radio, en función del debut de la selección tricolor ante Argentina. No sé, respondo. Nadie sabe, ni Gustavo Alfaro. Más allá de observar a sus jugadores en algunos videos o presencialmente en unos pocos partidos de liga local o Libertadores, no los conoce. Seguro ha sido ayudado para confeccionar la primera convocatoria por Jorge Célico. Es una designación a ciegas, dadas las circunstancias. No podía hacer otra cosa. No tiene idea de qué pueden ofrecerle los jugadores convocados ni cómo podrían ensamblarse. Ni siquiera puede computarse un sólo entrenamiento táctico serio. Desde el domingo a hoy es todo teórico. Y, quizás lo más importante, ignora el carácter de estos futbolistas, lo que pueden responder bajo presión.
Gustavo Alfaro es un acierto, sin duda, por su conocimiento y capacidad de trabajo, con excelente trayectoria, mucha seriedad y, muy encomiable por cierto, una indiscutible implicación desde el mismo día que llegó a Quito. Se puso la camiseta y a darle… Ver videos, partidos, comunicaciones con jugadores, charlas con colegas. Y poniendo buena cara, exhibiendo auténtica ilusión con este desafío, el más importante de su carrera junto con dirigir a Boca Juniors.
Llegar del extranjero un mes antes de la competencia más importante, sin conocer el medio ni el universo de jugadores, nombrar una selección por primera vez cinco días antes del compromiso inaugural, recibir a los jugadores a 96 horas del estreno, estrecharles la mano, presentarse y luego salir a la cancha… Es una situación atípica, difícilmente se haya vivido antes en cualquier parte. ¿Cómo pudo llegarse a semejante nivel de improvisación… de urgencia…? Eso debe responderlo el señor Egas, él preside la FEF de modo casi unipersonal. Si Ecuador perdiera los partidos de la doble fecha eliminatoria, a él habrá que apuntar, no al técnico o a los jugadores. La pomposa (y ruinosa) nominación de Jordi Cruyff generó este apuro insólito.
- Jorge Barraza: Eliminatoria: Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia y... ¿Ecuador?
Por fortuna, el entrenador tendrá más tiempo de desarrollar su labor en los 16 partidos restantes, los afrontará de otra manera, más organizada, con mejor preparación, hasta podría realizar algún microciclo previo a las jornadas de noviembre. Y puede decirse que a Ecuador lo ha beneficiado enormemente la pandemia, pues todas las demás selecciones llevan once meses de inactividad, y eso desde luego nivela hacia abajo. Lo que no cabe es la falacia de que “todos llegan igual”. Tabárez lleva 16 años y medio al frente de Uruguay, Gareca 5 y medio en Perú, Tite cuatro en Brasil… Hasta Scaloni, de los más nuevos, cumplió dos años en Argentina. Todos conocen a fondo sus medios y a sus jugadores.
Una pena porque, desde la debacle de la Copa América 2019 pasaron 16 meses, pudieron ser mejor aprovechados. Hay un pequeño detalle adicional: Alfaro ha estado siempre en equipos de club, no en selecciones. La forma de trabajo cambia radicalmente.
La otra ventaja es que se jugará sin público. La Bombonera rugiendo, a tope, incide en el ánimo de los jugadores, a favor del local y en detrimento del visitante. En cambio, cuando se juega en Quito, con gente o sin ella, la altura está, y es una aliada.
Argentina transita, todavía, una fase de consolidación. Lionel Scaloni ha hecho el recambio que se reclamaba: salieron Banega, Biglia, Higuaín, Di María, Mascherano, Rojo, Enzo Pérez, Mercado, Funes Mori. Entraron muchos nombres nuevos. Scaloni armó su propio equipo, que ya compitió en la Copa América dejando buenas sensaciones. Sacudió la modorra, juega un futbol más vertical que el impuesto por Martino y Bauza, y más precavido que el de Sampaoli. Pero, sobre todo, elige mejor, con buen gusto. En verdad, Scaloni es el líder de un tridente técnico que completan Roberto Ayala y Walter Samuel, todos exmundialistas. La AFA salió de la furiosa tormenta institucional vivida en los años posteriores a la muerte del todopoderoso Julio Grondona. Las aguas bajan tranquilas, los hinchas no están eufóricos con esta selección, pero hay cierto entusiasmo en función del futuro. Y Scaloni ayuda, es silencioso, discreto, le baja los decíbeles a cualquier posible situación de conflicto. Ahora se habla de fútbol tan sólo.
¿Cómo pudo llegarse a semejante nivel de improvisación, de urgencia…? Eso debe responderlo el señor Egas, él preside la FEF de modo casi unipersonal.
Argentina podría salir esta noche con un dibujo 4-3-2-1. Armani o Emiliano Martínez en el arco, Montiel y Tagliafico en los dos laterales, Martínez Qarta y Otamendi en la zaga; Paredes en el centro del campo, De Paul y Acuña o Papu Gómez a los lados; unos metros más adelante, Messi por derecha y Ocampos por izquierda y, de 9 puro, Lautaro Martínez.
Algunas precisiones. Armani es por todos conocido, bicampeón de Libertadores, figura en Nacional de Medellín y River. Pero no atraviesa un momento estelar, duda mucho en salir a cortar balones aéreos y no es una fija como hasta hace poco. Por eso se piensa en Emiliano Martínez, posible debutante; Martínez viene de ser campeón y superfigura en el Arsenal que ganó la Copa Inglesa y fue transferido por 21,5 millones de euros al Aston Villa, una de las sensaciones de la Premier League. El Villa ganó los tres partidos hasta ahora, uno de ellos 7-2 al Liverpool, y Martínez ha tenido tapadas notables. Otamendi es un veterano de estas lides (70 internacionales) y Martínez Quarta un proyecto de zaguero que podría quedarse años con la número 2 albiceleste; veloz e intuitivo; acaba de pasar de River a la Fiorentina en 15,5 millones de dólares. Montiel y Tagliafico son dos laterales muy firmes en la marca. De Paul es un 8 más de juego que de marca, al revés que Acuña, que hace la otra banda en la línea de volantes con mucho recorrido, ida y vuelta.
Alfaro seguramente poblará la mitad de la cancha para quitarle manejo y circulación a Argentina, tratando de cortar los canales hacia Messi y los delanteros. Como primera prueba para el Ecuador de Alfaro, no podía ser más exigente. (O)