Antes de entregarles una nueva columna primero nos preguntamos: ¿es una profesión el ser entrenador/técnico de fútbol? La respuesta es afirmativa y se considera a esta carrera una de las mejor pagadas a nivel mundial. Estos profesionales son protagonistas en todas las canchas del mundo, admirados, considerados ídolos y son recibidos como héroes al ganar un trascendental título, por ejemplo una Copa del Mundo. Con resultados adversos es otro cantar, pero recordemos que el balompié da revanchas.
Hay técnicos que han sido abrazados por la gloria, como también la tristeza los ha arrinconado. Pero quienes no se dejan vencer siguen en pie, en busca de hazañas, y nos referimos a entrenadores de primer nivel, unos retirados y otros aún en competencia; lancemos nombres: Jürgen Klopp, César Luis Menotti, Carlos Salvador Bilardo, Marcelo Gallardo, Ricardo Gareca, Carlo Ancelotti, el maestro Óscar Washington Tabárez, Luis Felipe Scolari, Diego Simeone, Jorge Jesús, Maurizio Sarri y tantos otros talentosos estrategas que antes de asumir la función de un equipo o selección consultan a buen número de colegas sobre los referentes, virtudes, defectos y tantas aristas que presenta una plantilla a la cual va a dirigir.
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Vale aportar recomendaciones básicas al profesor Gustavo Alfaro, técnico de la tricolor que desde ayer arrancó con sus tareas trazadas en su cuaderno de anotaciones. Queda en él y en su estilo de trabajo el ser aceptadas:
- Presencia urgente con su cuerpo técnico en los partidos del campeonato para ir valorando y eligiendo a los jugadores que se enfundarán la sagrada vestimenta del Ecuador.
- Sostener a la brevedad diálogos con los técnicos, cualesquiera estimara, que están dirigiendo equipos en el actual certamen balompédico; tertulia personal o colectiva. Invitación a un café, un almuerzo o una cena. Motivo: enterarse de los perfiles de los jugadores a convocar.
- Reunirse con directivos que le aporten información coherente y sincera para su proyecto de llevarnos al Mundial de Catar y ser protagonistas en la Copa América el próximo año.
- Por demás valiosos, conversatorios con los medios periodísticos una o dos veces por semana para dar a conocer detalles relacionados con las actividades que se cumplen con la Selección.
- Una vez elegida la plantilla, con jugadores de casa y los que actúan en el exterior, el profesor Alfaro debe valorar a sus dirigidos que, si aman a su patria, tienen como deportistas que encharcar la camiseta que visten en el terreno de juego con sudor, lágrimas y victorias en cada lance. Fuera de la cancha y en las concentraciones, los seleccionados deben demostrar una cultura ejemplar.
- Que frente a un jugador que no quiera vestir la emblemática camiseta del país no se desanime ni se le busque padrino para que cambie su decisión. Al no presentar el deportista decisiones sustentables es un hijo sin valores y mal agradecido de la patria que lo vio nacer. Así de sencillo.
- Que en sus charlas en los camerinos con los jugadores solo tengan presencia no más de tres o cuatro directivos del organismo rector del fútbol ecuatoriano. En ocasiones hemos visto más personas civiles que jugadores. Hay que abolir este hábito.
¿Trabajarán el profesor y los futbolistas convocados presionados por el corto tiempo antes de medir a Argentina y Uruguay por las eliminatorias tan cercanas? Totalmente seguro.
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No más palabras... (O)