25/11/2024

Ricardo Vasconcellos Rosado: Silvio Devoto y Manuel Adolfo Varas, sus ojos se cerraron

Jueves 02 de Abril del 2020

Ricardo Vasconcellos Rosado: Silvio Devoto y Manuel Adolfo Varas, sus ojos se cerraron

Manuel Adolfo Varas y Silvio Devoto Passano nos dejaron en medio del dolor de su tránsito hacia otra dimensión (...)

Manuel Adolfo Varas y Silvio Devoto Passano nos dejaron en medio del dolor de su tránsito hacia otra dimensión (...)

Nueva Jersey -

No sé cuántos amigos me queden cuando vuelva, pero cada día la muerte va desgranando mis afectos. A veces la tragedia del virus que castiga el planeta; otras cuando la tensión y el confinamiento van horadando, como la gota que perfora poco a poco la piedra, el corazón hasta frenarlo para siempre. ¿Cómo resistir el shock que golpea nuestro espíritu cuando las redes nos hacen saber que el mismo día y con pocas horas de diferencia han muerto amigos muy queridos? El entorno vicentino, el deporte, el periodismo se sacuden conmovidos ante el drama.

Gustavo Orellana, Roberto Arce, Rodrigo Ruiz, Mario Arámbulo, Manuel Adolfo Varas y Silvio Devoto nos dejaron en medio del dolor de su tránsito hacia otra dimensión. La aflicción es la misma, cada vez más intensa. Silvio y Manuel Adolfo recorrieron el mismo sendero periodístico que he caminado yo, por más de medio siglo. Estaban en la lista de los más veteranos; eran parte de una generación orgullosa de su intelectualidad.

Conocí a Silvio en el desaparecido hipódromo Santa Cecilia en los tiempos de oro de la hípica porteña. Su especialidad requería de un elegante lenguaje y un intenso conocimiento de la historia, no solo de la hípica misma, sino de studs, propietarios, ancestros de cada ejemplar, preparadores, jinetes. En el elegante coso de carreras de Los Ceibos reinó una pléyade de cronistas hípicos que quedaron en la historia: Silvio Devoto Passano, Ricardo López Manosalvas, Richard Jara Luque y Danilo González Puga –la voz de oro de la narración– solo por mencionar unos cuantos de los que brillaron intensamente.

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Silvio fundó en 1963 la revista El Derby y mantuvo su publicación hasta hace pocos días. Mientras las publicaciones deportivas duran lo que un relámpago, las revistas hípicas tienen una larga sobrevivencia, como El Derby y La Fija que han sobrepasado el medio siglo. Hizo radio en algunos programas como A todo galope (radio Sucre) con uno de sus pupilos más aprovechados, Xavier Muñoz Avilés, y televisión en Bandera arriba (Telerama), pero su pasión fue el periodismo escrito.

Silvio tenía un filón literario que quedó en muchas de sus columnas y reportajes. Imposible no recordar su artículo titulado ‘Leguisamo en Guayaquil’, publicado en el vespertino La Razón en julio de 1966 con ocasión de la llegada a Guayaquil de uno de los jinetes más famosos del mundo, al que Carlos Gardel le dedicó un tango. Y otro, ‘Irineo Leguisamo, al as de la fusta’, publicado en diario Expreso en 1973 después de haber visitado a ese personaje en Buenos Aires. Los dos artículos revelaron la vena literaria de Silvio mezclada con nostálgicas reminiscencias tangueras.

Dejan una huella muy profunda en el periodismo del deporte y en el recuerdo de quienes fuimos sus amigos y compañeros de profesión. Estaban en la lista de los más veteranos.

A finales de 1973 asumió la presidencia de Barcelona, equipo al que pertenecía desde 1951 cuando llegó a jugar en los juveniles. Pasó luego a las reservas y debutó en el primer equipo el 26 de septiembre de 1954 en un encuentro frente a la selección de Portoviejo. Era zaguero central de gran técnica, pero estaba tapado por la figura colosal de Carlos Pibe Sánchez. Llegó a formar en primera con Pablo Ansaldo, Gonzalo Chalo Salcedo, Luciano Macías, Miguel Esteves, Clímaco y Simón Cañarte.

En su mandato llegó a formar un sólido equipo en el que destacaban Luis Alberto Alayón, Nelsinho, Pepe Paes, el mundialista peruano Orlando de la Torre y el uruguayo Enrique Alfano.

Manuel Adolfo Varas fue siempre un periodista de radio. Llegó del deporte a esta profesión, pues practicó básquet y fútbol en su adolescencia. Llegó a ser defensa titular de los juveniles del club 9 de Octubre que presidía su señor padre, un emblema octubrino. Lo vi jugar muchas veces y fui testigo de su calidad.

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Se inició en 1964 en radio América y pasó luego por las emisoras Bolívar, Suceso y Mambo en la que hizo mancuerna con el narrador Jacinto Landázuri Soto. Ambos fueron luego, en 1985, a radio Caravana. Fue allí donde alcanzó su más alta cota de popularidad cuando se unió a Mario Canessa en Los comentaristas, espacio en el que estuvo al menos una década. Periodista de cultura, buena dicción y vivencias deportivas propias, sus compañeros lo llamaban “la palabra fácil para hablar de fútbol”. Trabajó hasta hace pocos días como lo reveló su compañero Patricio Cornejo.

Silvio y Manuel Adolfo dejan una huella muy profunda en el periodismo del deporte y en el recuerdo de quienes fuimos sus amigos y compañeros de profesión. En esta hora de tanta tristeza he recordado una frase del escritor francés Francois Mauriac: “La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente”. (O)

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