La crisis económica será una de las secuelas más fuertes que nos dejará la pandemia del COVID-19. Como en todos los ámbitos se sentirán los terribles efectos el fútbol no será la excepción. Pronto veremos los resultados del lucro cesante y hasta que eso suceda me pregunto ¿qué puede hacer la dirigencia para paliar estas instancias advertidas por los síntomas que presenta?
Los poderosos probablemente podrán soportar la crisis, pero los otros sufrirán un impacto que los puede llevar a la quiebra o a la insolvencia.
En el balompié mundial sucederá lo mismo, pronto llegará el tiempo de las vacas flacas. Y si el fútbol ecuatoriano no está preparado, por supuesto que la deceleración de sus principales rubros lo llevará a la recesión económica.
Es incuestionable que al evaluar la crisis deberán encontrar medidas para mitigar sus efectos. El principal, que evite la fractura de los presupuestos inicialmente diseñados; para aquello los departamentos especializados de la LigaPro deberán inquirir cuáles serán los rubros presupuestarios que más afectarán a cada equipo del campeonato nacional y si analizaron esos presupuestos saber si tienen el respaldo para su ejecución. Siendo tan sensible el tema considero que una medida urgente es la intervención oficial, tomando en cuenta también que muchos de esos presupuestos aprobados en el denominado fair play financiero ya presentaban dudas antes de esta emergencia sanitaria.
Seguramente que el primer obstáculo será cómo suplir los ingresos que hoy no son factibles de realizarse; ardua tarea tanto de la LigaPro y de los clubes para encontrar el equilibrio que exige la lógica financiera que se resume en menores ingresos, menores egresos. Lo que sí se conoce es que para encontrar ese equilibrio, se requieren medidas rigurosas que exigen el sacrificio de todos los sujetos activos del fútbol. Y es que no hay otra opción; así, la pregunta que surge es: ¿estarán todos dispuestos a sacrificarse?
El fútbol europeo ya está tratando el tema a la luz pública. Le ha ofrecido a la comunidad las cifras de que mermarían las arcas de los clubes, como son la comercialización de camisetas, la venta de entradas, la supervisión de los aportes millonarios de los principales auspiciantes. Y ni hablar de los ingresos de las operadoras, propietarias de los derechos audiovisuales que se encuentran suspendidos hasta que se puedan cumplir con las transmisiones contratadas.
Luego de conocerse los números rojos, esto obligó en España a la primera reunión entre dirigentes y jugadores, de los equipos del FC Barcelona y del Real Madrid, y el tema principal no fue otro que el de debatir la rebaja de sueldos. Mientras eso sucedía, en la Bundesliga alemana ya habían tomado la decisión porque la consideraron indispensable.
Los futbolistas que dieron el ejemplo inicial fueron los del Bayern de Múnich, al acordar recortar los salarios con la finalidad de que su club pueda enfrentar los coletazos provocados por la pandemia del coronavirus.
El importante diario alemán Bild mencionó que poco a poco todos los clubes están respondiendo a esa solución emergente, que consiste en renunciar al 20 % del salario. Se considera que el rubro de egresos por remuneración en el promedio de los equipos alemanes corresponde entre el 65 % y el 70 % de los presupuestos generales; también estimaron que era preferible rebajas en los ingresos que recorte de las plantillas.
La crisis también está tocando la puerta de la FEF. Jaime Estrada, tras conocer los detalles del contrato de trabajo del cuerpo técnico español, denunció que la FEF se excedió en los gastos.
En España el tema no ha fluido como se esperaba. La asociación de futbolistas no acepta dicha opción argumentando que los jugadores no tienen nada que ver con la falta de competencias. Me atrevo a pensar que esa posición deberá ceder porque de no ser así ellos mismos llevarán a la gallina de los huevos de oro a terapia intensiva. Los clubes españoles están dispuestos a encontrar salvaguardas legales que protejan sus intereses invocando el expediente de regulación temporal de empleos contemplado en el artículo 47 de la ley del estatuto de los trabajadores.
Este dice: “La suspensión de contrato o resolución de la jornada (puede hacerse) por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción o derivadas de fuerza mayor”. Esta excepción puede ser utilizada para crisis temporales, entre tanto el Estado abonará al trabajador el 70 % del salario hasta que la situación crítica sea superada y el trabajador pueda unirse nuevamente a la empresa respectiva.
En nuestro medio Iván Hurtado, presidente de la Asociación de Futbolistas del Ecuador, declaró que junto con dirigentes de la LigaPro se encuentran analizando varias alternativas y una de ellas abrió la posibilidad de llegar a un acuerdo para una posible reducción de los sueldos de los jugadores. Aunque Hurtado terminó diciendo que debería ser cuando se hayan descartado todas las otras alternativas, algo que termina complicando la situación, porque en un análisis integral de los presupuestos el peso del egreso salarial en los equipos ecuatorianos debe ser similar y hasta superior al porcentaje europeo y en el rubro de ingresos. Con una economía en recesión como la ecuatoriana muy difícil será optimizar esos ingresos.
No se puede dejar a un lado que la crisis también está tocando la puerta de la Federación Ecuatoriana de Fútbol. De acuerdo a los dichos de sus principales dignatarios, la situación económica de ese organismo es delicada y obedece a varios factores que los mismos dirigentes se han encargado de publicarlos, verbo y gracia.
El vocal del directorio Amílcar Mantilla expresó: “No encuentro vías de financiamiento para poder honrar los compromisos adquiridos”. Y para graficar mejor la situación, el vicepresidente de la Ecuafútbol, Jaime Estrada, fue enfático luego de conocer los detalles del contrato de trabajo del cuerpo técnico español, al denunciar que la FEF se excedió en los gastos. Dijo que por ello los efectos de la crisis generada por el COVID-19 los llevará a un complejo panorama económico. Esto en vista de la postergación de la Copa América para el 2021 y la merma de los ingresos calculados, por el inicio de las eliminatorias también postergada; por todos esos antecedentes, la Federación debe comportarse como en economía de guerra.
En resumen, es crucial que el fútbol ecuatoriano en su conjunto deba estar consciente de que tanto la desaceleración y la recesión en la economía siendo cíclicas tienen un denominador común que es que nunca se sabe cuánto va a durar.
Por eso es indispensable que todos los que hacen nuestro fútbol acepten que se deberá vivir una época de sacrificio, en la que de la privación y el desprendimiento nadie podrá excluirse porque la única manera de no naufragar en una tormenta es identificar el daño que puede hacer el temporal. Y que quienes deben conducir la nave a buen puerto tengan la capacidad de maniobrar; el resto tendrá que estar dispuesto a achicar los excesos, caso contrario todos terminarán en el fondo. (O)