05/11/2024

Mario Canessa: ¿Cuánto vale la honra ajena en nuestro fútbol?

Sábado 28 de Septiembre del 2019

Mario Canessa: ¿Cuánto vale la honra ajena en nuestro fútbol?

En ningún momento ha sido protegido Onofre Mejía y peor defendido por la Agremiación de Futbolistas (...)

En ningún momento ha sido protegido Onofre Mejía y peor defendido por la Agremiación de Futbolistas (...)

Esta semana el fútbol ecuatoriano se vio sorprendido por la vulneración al derecho a la honra. Todo comenzó en Cayambe, hermoso lugar de nuestra serranía, en el enfrentamiento entre América y Emelec, en un partido donde los puntos eran importantes para no descender y para clasificar a los playoffs. Y cuando el resultado era 1-1, faltando no más de 10 minutos, en una jugada sin mayor riesgo de gol en el área del América, Onofre Mejía, experimentado defensa y capitán del equipo quiteño, en forma torpe más cercana a la estupidez, derriba a un delantero de Emelec. El árbitro señaló penal y le permitió al equipo guayaquileño ganar con tres puntos.

Pero la trama a la que se refiere esta columna, sobre el derecho a la honra, tuvo su origen apenas se realiza la jugada de la infracción. En protagonista principal se convirtió el DT del equipo América, Luis Espinel, quien presumiendo que lo realizado por su jugador era un acto corrupto, inmediatamente lo sacó del partido. Gesticuló, movió manos y cabeza en señal de negación. Sus sospechas de esa actuación las ratificó en la rueda de prensa cuando sindicó a Mejía al decir que no quería verlo cerca de sus muchachos y que estas situaciones que tanto daño hacen al fútbol ecuatoriano deben terminarse. Y no pasó mucho tiempo para enterarnos de qué había sucedido en el camerino.

Nos comentaron que hubo una batalla de dichos en la que el técnico, revestido de su autoridad, rompió el carné de cancha de Mejía delante de todo el grupo. Parecería que el discurso aguerrido del técnico Espinel convenció al resto de futbolistas del América; al menos uno de ellos levantó una imagen explícita sobre el caso: un cajón de manzanas donde una de ellas aparecía podrida. Por supuesto las redes sociales reventaron.

Mi primera inquietud: ¿Conocía Espinel que en el momento de hacer pública su postura podía generar una duda irracional y que su acusación también afectaría y podría lesionar el derecho que tiene el equipo rival, como efectivamente sucedió? Pienso que no tenía la menor idea del alcance de sus declaraciones. Mejía, acusado sin pruebas y culpable sin juicio, ha dicho que espera disculpas o tomará acciones legales en contra del DT. Al fin y al cabo, cada cual sabe cómo hacer respetar su honra y el reconocimiento a su dignidad.

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Lo que me ha llamado la atención es que el jugador involucrado en ningún momento ha sido protegido y peor defendido por la Agremiación de Futbolistas, al menos para que se aclare el caso. Debe recordar el gremio que la reputación violentada por terceros también afecta a familiares, a hijos, a una carrera profesional. El jugador fue desvinculado del plantel con una tacha moral. Deben conocer los agremiados que ignorar una deshonra que viene desde lo privado la debilita, pero puesta en conocimiento de la gente tiene una connotación infinita y sus efectos también.

El entrenador Espinel se quedó sin trabajo al renunciar al América. Yo pregunto: ¿Así se terminó este capítulo oscuro del fútbol ecuatoriano? El tema no acaba con ese lamentable incidente porque luego el más alto dirigente de Liga de Quito hizo nuevamente una aparición pública con un botafuego de gran impacto. Declaró en una radio de la capital, para poner en duda los campeonatos conseguidos por Emelec, que: “Hay gente que no tiene escrúpulos y hacen daño al fútbol. Levantan copas y celebran puntos que no les pertenecen, mientras que a Liga (Q) nadie le regala nada ni nos regalarán nada”.

Como era de esperarse el sentimiento emelecista se encrespó. Sabían que los criterios vertidos por el dirigente de Liga tenían, sin lugar a dudas, la intención de sacar a la luz nuevamente viejas diferencias que tienen Esteban Paz y Nassib Neme.

Esteban Paz hizo nuevamente una aparición pública con un botafuego de gran impacto. Declaró en una radio quiteña y puso en duda los títulos conseguidos por Emelec.

El presidente de la LigaPro, Miguel Ángel Loor, percatándose de que esa discusión pública podía tener devastadoras consecuencias, envió un mensaje conciliador. Pero además conminó a las dos partes en conflicto a dejar de perjudicar al fútbol ecuatoriano. Les pidió que en vez de dedicarse a minimizar los éxitos ajenos, los realcen.

Y parece anecdótico: hace pocos días los dirigentes del fútbol ecuatoriano aprobaron un Código de Conducta y Alfonso Chango y Miller Salazar, directivos ambateños, lo bautizaron con sendas críticas, pero como la ‘fe de bautismo’ no estaba aún protocolizada, no se lo aplicó.

El tema sobre las declaraciones de Paz toma nuevo vuelo cuando Neme contestó: “Fue Liga la que nos ganó en el 2010, con un jugador mal inscrito, esos hechos no son simples acusaciones sin pruebas, fueron comprobados, juzgados y sancionados parcialmente”. Se refería el dirigente millonario, al caso Chila-Cheme, cuando descubierta la suplantación de identidad la Federación Ecuatoriana de Fútbol suspendió al jugador, pero no hizo perder los puntos a Liga, como lo mencionaba el artículo 119 de la Comisión Disciplinaria de ese entonces.

Debo confesar que siempre insistí públicamente en que lo que se debe procurar es que la dirigencia ecuatoriana tenga un proceso de madurez, sin la necesidad de códigos que normen su comportamiento. Pero los hechos demuestran lo contrario, parecería que es necesario crear ese código en estos casos, cuando el derecho a la honra y a la dignidad ha quedado en puro enunciado. Hoy se lo ha vulnerado públicamente, sin que sea sancionado.

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Cuando me consultan si siempre fue así nuestro fútbol contesto que la dirigencia de la vieja guardia, a la que pertenecí, acostumbraba a luchar por los intereses de sus clubes, aunque había que reconocer el peso que tenía en ese entonces el regionalismo con el que vivíamos en todos los órdenes. La diferencia estaba en que los fogosos e intelectuales discursos de los dirigentes del talante del Dr. Antonio Rodríguez, de Pichincha; el Dr. Alfonso Andrade, de Azuay; y las brillantes inteligencias de los doctores Ferdinand Hidalgo y Ecuador Santacruz o la del abogado Víctor Hugo Sicouret, entre otros, eran frontales, atrevidos, versados y siempre usaban sus argumentos para en franca lid derrotar la tesis del adversario. Pero nunca tocando el honor y la dignidad; esas épocas pasaron, hoy vivimos otras, con diferentes conceptos y procedimientos.

El problema de hoy es que en esa línea que diferencia la pasión del entendimiento irrumpen con fuerza los impulsos que desprecian lo bien conseguido y no se dan cuenta de que ese método va desprestigiando la imagen y poniendo en duda la honradez del balompié ecuatoriano.

Con relación al tema de Paz y Neme, los he visto enfrentarse anteriormente con declaraciones subidas de tono. Pero también los he visto darse un abrazo y reconciliarse y la verdad sea dicha, que cuando se juntan, el fútbol nacional ha conseguido resultados importantes en la organización del mismo. Pero también es cierto que de vez en cuando regresan para tocar temas parecidos.

Estaremos atentos si esta vez, nuevamente, se dan un abrazo y como si aquí no ha pasado nada, seguirán cada cual su camino. O tal vez aceptarán el pedido del presidente de la LigaPro, o esta vez se inaugurará el famoso Código de Conducta. Ya veremos qué pasa, mientras tanto alquilo balcones para no perderme el desenlace. (O)

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