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En los ocho mundiales femeninos que se han disputado hasta ahora, solo una selección había logrado vencer a Alemania en fase de grupos: Suecia en 1995, en el torneo que se disputó en su casa. Colombia, que además se convirtió en el único sudamericano en ganar sus dos partidos en el actual certamen, es el segundo. Y lo logró gracias a la gambeta y picardía de Linda, la ahora crack del Real Madrid que con 18 años está conquistando el mundo. Y también por el gol agónico de Manuela Venegas.
Fue el guión perfecto de una película que, por ahora, tiene un final feliz. Sobre todo por lo que pasó Caicedo. En el 2020, un fuerte dolor abdominal terminó en un diagnóstico de cáncer de ovarios. Se operó en abril de aquel año y en septiembre, tras las seis quimios, se reintegró a los entrenamientos del Deportivo Cali, y lo hizo con una peluca debido a la caída del cabello. “Fui bendecida de pasar ese momento tan difícil que tuve en mi vida”, dice y agradece el apoyo de su familia y de Nelson Abadía, técnico de la selección de Colombia con la que hoy disfruta del fútbol.
Linda está disputando su tercer Mundial con su país en solo un año. Sí, hace 12 meses, en agosto 2022, la joven futbolista de 18 años disputaba el Mundial Sub 20. Luego, en octubre llegaba a la final del Sub 17 y ahora disputa la cita absoluta con el registro de haber anotado en cada uno de los eventos, récord para cualquier futbolista, incluyendo a Messi y Cristiano, los dos jugadores más importantes de la última era del fútbol.
La mañana (horario sudamericano) de este domingo, Caicedo se consagró una vez más con un gol a la altura de lo que es: una crack. Tomó un rebote en el área, se deshizo de dos alemanas con un juego de piernas y la clavó en el ángulo. Al final del partido, Alexandra Popp, campeona de todo con el Wolfsburgo y una de las mejores del mundo, se acercó a felicitarla.
¿De dónde sacó el regate y el remate para su golazo ante Alemania?, le preguntaron en medio de los festejos. “De la calle, del barrio, de lo que aprendí jugando de pequeña con hombres y obviamente de todo ese proceso”, respondió, recordando cuando era una niña y su primer regalo de Navidad que le pidió a su padre fueron “un balón y ‘guayos’ (así se le llama a los chimpúnes en Colombia). Y de cuando empezó a practicar fútbol en el Real Juanchito, de Villagorgona, el vecindario donde creció, con puros hombres. Era el claro ejemplo de que cuando hay talento, no hace falta nada más.
Tiene 18 años, ya juega en el Real Madrid y ha escrito su propia historia en los mundiales. “Yo soy un ejemplo de que se puede superar esto”, dice y no se equivoca. Sus pasos seguro serán seguidos por miles de niñas en el mundo.
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