Las grandes historias no siempre se escriben de corrido, pues para que surja lo impensado, los protagonistas deben hacer un borrón y cuenta nueva de vez en cuando. James Rodríguez lo entendió a la perfección y es lo que acaba de hacer al fichar por el Olympiacos, luego de rescindir su contrato con el Al Rayyan.
El mediocampista colombiano comprendió –tardíamente– que marcharse a la Qatar Stars League nunca fue una buena decisión para su carrera deportiva. No tanto por lo que significa jugar en el Medio Oriente, sino porque su edad y talento pesan lo suficiente como para no desperdiciarse en la intrascendencia del fútbol qatarí.
El tiempo terminó contradiciendo el equivocado camino de James y, con la insatisfacción de por medio, forzar su salida del Al Rayyan era la única alternativa que le quedaba para regresar al Viejo Continente. Sin embargo, no fue sencillo. Los ‘Leones’ no querían desperdiciar así de fácil toda su inversión y más si el jugador había manifestado abiertamente que no se sentía a gusto en el club.
Entre idas y venidas –incluyendo algunas publicaciones de medios qataríes que desacreditaban la carrera de James–, por fin las partes involucradas llegaron a un acuerdo para ponerle punto final al vínculo que los unía. Por un lado, el Al Rayyan recuperó 5 millones de euros y se evitó la molestia de tener a un jugador descontento en el plantel; mientras que el cucuteño recibió su pase para poder negociar con cualquier otro equipo.
El Olympiacos apareció como una luz al final del túnel para el ‘10′ de la Selección Colombia, pues le dará la oportunidad de volver a sentirse un jugador de verdad en Europa, lugar de donde nunca debió salir. La cuenta a partir de ahora empezará desde cero y James, con 31 años a cuestas, no puede seguir desperdiciando más tiempo en otra cosa que no sea pegarle al balón.
Olympiacos y un nuevo punto de partida
Olympiacos, el más ganador de Grecia, recibe con los brazos abiertos a una versión desmejorada de James Rodríguez, pero que con continuidad, respaldo colectivo y confianza del director técnico, podría convertirse en una contratación que genere grandes réditos deportivos.
Como la mayoría de futbolistas talentosos a lo largo de la historia, James se caracteriza por ser un jugador que necesita ser arropado y querido por su entrenador. Las veces en las que sacó lo mejor de su zurda, fue cuando el DT de turno lo apoyó incluso en los momentos más grises –tal como lo hiciera Carlo Ancelotti en el Real Madrid, Bayern Múnich y Everton–.
Carlos Corberán, estratega del Olympiacos, tendrá la complicada tarea de recuperar a uno de los últimos grandes talentos que ha salido del fútbol sudamericano. Pues si bien el ‘10′ no juega en un gran nivel hace mucho tiempo, su cabeza y calidad están intactas. El paso del tiempo ha hecho que pierda esa velocidad que le vimos alguna vez en el Real Madrid o en la Selección Colombia de Néstor Pékerman, pero su visión de juego y clarividencia para los pases siguen ahí, en sus pies.
De saque, el sistema de Corberán le favorece a James. El técnico español ha utilizado el 4-2-3-1 como su sistema base desde que llegó al Olympiacos en agosto de este año y la posición del mediapunta le cae como anillo al dedo al colombiano. Incluso, si cambiara de esquema táctico en algún partido –tal como lo ha hecho en la Europa League, jugando con tres atrás o un claro 4-4-2–, la banda derecha seguirá siendo una zona segura para las diagonales del exEverton.
El fútbol y sus segundas oportunidades
Los que disfrutaron del juego de James Rodríguez desde el primer instante que deslumbró a todos en Banfield, hasta explotar a gran escala en el Mundial de Brasil 2014, nunca imaginaron que esa zurda atrevida terminaría perdiéndose entre el sofocante calor del Medio Oriente y los fajos de billetes de los adinerados qataríes.
Pero el fútbol, metáfora indescifrable de la vida en miniatura, siempre da segundas oportunidades. Y más para quienes alguna vez, con un gol, asistencia o jugada de ensueño hicieron delirar a millones. James es de esa estirpe y todavía tiene cuerda para rato.
“Estoy muy emocionado con este nuevo desafío en mi vida. No fue una decisión difícil. Fue una buena decisión”, fueron sus primeras palabras como jugador del Olympiacos. Bueno, pues, ahora le tocará demostrar en el campo si realmente es digno acreedor de dicha segunda oportunidad.
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