La Rioja albergará un acontecimiento que no se da desde hace 22 años: Boca Juniors y Ferro Carril Oeste vuelven a enfrentarse por los 16avos de final de la Copa Argentina. Dos equipos que animaron épicas batallas, cargadas de historia, pero que no se cruzaron más desde que el Verde descendió a la Primera Nacional en el 2000.
Oeste sí estuvo cara a cara con River Plate durante su Vía Crucis en el Ascenso: en el debut de Gallardo como entrenador en 2014, también por Copa Argentina, y en la temporada que el Millonario transitó la B Nacional. Pero con Boca no hubo revival, hasta este encuentro que resolverá quién accederá a los octavos de final del torneo.
Más allá de los choques que dejaron un mojón en la vida de cada club, existen puntos que unen sus líneas de tiempo. Por ejemplo, Boca (al igual que los otro cuatro equipos de los denominados “grandes”) supo ser local en el estadio de Caballito. Fue durante los dos años en los que el Xeneize hizo La Bombonera de cemento. Además, como parte del pase de Arcadio Manuel López, quien pasó a vestirse de azul y oro, la institución de La Ribera le envió a Ferro los tablones de su tribuna norte (sobre la calle Aristóbulo Del Valle), junto con 410 sillas de platea, según el convenio descripto en La Ferropedia.
Hay más: grandes ídolos de Boca se formaron en el Tren: Antonio Roma, Silvio Marzolini y el Beto Márcico, por citar tres. A fines de la década del 30, en Caballito descollaba un quinteto al que llamaban “la pandilla verdolaga”. Lo componían Maril, Borgnia, Sarlanga, Gandulla y Emeal. Todos terminaron siendo vendidos: Juan José Maril, a Independiente. Alfredo Borgnia, a San Lorenzo. Y el Xeneize se quedó con tres: Jaime Sarlanga, Bernardo Gandulla y Raúl Emeal. Los tres fueron campeones, aunque Sarlanga dejó una huella aún mayor, con 8 vueltas olímpicas y su ubicación como uno de los cinco jugadores con más goles en la historia auriazul.
Precisamente en la fecha 17 del campeonato de 1946, Piraña Sarlanga fue protagonista de la máxima goleada de Boca sobre Ferro: fue 6-0, con un gol del mencionado delantero, dos del Atómico Mario Boyé, dos de José Vázquez y uno de Pío Corcuera.
Contando amateurismo y profesionalismo, se enfrentaron 140 veces, con ventaja para La Ribera, que ganó 69 veces, contra 25 de Ferro y 46 empates. Pese a la distancia en el historial, Oeste supo poner en aprietos y superar al Xeneize en varios mano a mano.
Un momento de clímax para Boca fue el partido que terminó encarrilando el título del Metropolitano 81, el único que Diego Maradona consiguió festejar en el club. Ferro le planteó una carrera de largo aliento, en la que incluso supo estar puntero (misma pulseada mantendría en el Nacional del mismo año con el River de Mario Kempes). Hasta que el 2 de agosto, en La Bombonera, los dirigidos por Marzolini se impusieron por 1 a 0 con gol de Hugo Perotti tras pase de Pelusa, en un choque titánico que hasta tuvo sangre: la de Saccardi, tras una colisión con Oscar Ruggeri. Mareados y con Cacho con la cabeza vendada, permanecieron en el campo de juego, como dos gladiadores.
Bonus track: el volante central visitante, cuando fue reemplazado, se ganó una ovación cerrada de la hinchada de Boca. No es para menos: tranquilamente pudo haber jugado ese cotejo como compañero de Ruggeri, dado que en dos oportunidades el Xeneize intentó contratarlo; la última a su regreso del Hércules de Alicante, en 1979. Pero la fidelidad con el club que lo había formado y lo había respaldado incluso cuando iba a quedar en libertad de acción pudo más que el contrato y la exposición que le ofrecían en La Ribera. “Tenemos casa, comida y vacaciones. No necesitamos más nada”, le dijo a Graciela, su esposa y compañera de toda la vida, al justificar la decisión de vida.
Casi como un guiño del destino, cuando volvió a Ferro desde España, su segundo debut fue contra... Boca. El 11 de marzo de 1979, por la segunda fecha del Metro, el Verde se impuso por 2 a 1, con un tanto del héroe que retornaba esquivando las tentaciones. Lo celebró trepado al alambrado, de cara a los fanáticos que lo hicieron himno.
Otro frente a frente con Ferro le ofrece un menú de buenos recuerdos a los boquenses. El domingo 9 de agosto de 1998, en el estadio arquitecto Ricardo Etcheverri, Carlos Bianchi debutó oficialmente como técnico de Boca. Su equipo se impuso por 4 a 2, con goles de Sartori (en contra), Fernando Navas, Martín Palermo y Juan Román Riquelme. Descontaron Ariel Giaccone (cuyo hijo será titular esta tarde en Oeste) y Leonel Martens. Fue el primer paso de una era dorada, en la que bajo la tutela del Virrey la institución ganó nueve títulos, incluyendo tres Copas Libertadores y dos Intercontinentales.
Pero en los 80 (década en la que ganó dos estrellas de Primera División, en el 82 y el 84) y 90 el Verdolaga supo paladear rachas positivas contra Boca, con encuentros que dejaron su sello en la historia de este enfrentamiento. Por ejemplo, la particular marca de Claudio Cristofanelli, quien en dos duelos consecutivos batió a Carlos Fernando Navarro Montoya en La Bombonera. En la temporada 89/90, clavó un cabezazo de palomita tras centro de Oscar Agonil para el 1-0 de Ferro,. Y en el Apertura 90, firmó “el gol del viento” para el 1-1 final: sacó un centro-remate lejano desde un costado del campo, tomó adelantado al Mono y el clima completó la obra.
En el inicio de la era Macri en La Ribera, antes del acierto de la contratación de Bianchi, Boca compuso varios dream teams, con técnicos reputados, que no lograron coronarse tal como indicaba la generosa inversión. Ferro se aprovechó dos veces de la inestabilidad de aquellas escuadras de grandes individualidades, pero sin una fisonomía confiable.
El paso de Rubén Piaggio por el fútbol de élite es recordado por tres grandes ejes: su inconfundible apodo (Ciruelo), su excelsa pegada y... Sus tres goles a Boca. El 13 de octubre de 1996, Ferro le ganó 3-1 al Xeneize conducido por Carlos Bilardo, con una actuación que el volante que luego pasó por Brasil, México, Grecia y España nunca pudo igualar.
Abrió el marcador tras pelear una pelota que le bajó Gustavo Reggi, rubricó el 2-0 con una definición ajustada tras cesión de Jorge Cordon, cerró la cuenta capturando un rebote en Navarro Montoya tras un intento de Bustos. Sebastián Rambert descontó para el visitante.
La última gran alegría de Ferro en estos cruces se dio el 26 de abril de 1998. Por la fecha 13 del Clausura de ese año, un Boca multiestelar (con nombres como Palermo, Caniggia, Latorre, Serna y Abbondanzieri), dirigido por Héctor Veira, sufrió un golpe casi de KO: perdió 4-1,con una actuación descollante de Diego Bustos, que aportó un triplete (el Beto Yaqué convirtió la conquista restante para el vencedor, Palermo -de cabeza- anotó el descuento).
La particularidad de aquel cotejo fue que buena parte de la hinchada de Boca (acicateada por La Doce) decidió marcharse del estadio en señal de protesta.
El 19 de marzo de 2000, Boca goleó 4-0 a Ferro en Caballito en el último partido entre ambos. La Copa Argentina los vuelve a enfrentar estando en diferentes categorías, aunque los puntos en común, los lazos, se ufanan en aparecer: el primer refuerzo de Oeste en este mercado de pases se llama Kevin Duarte, es mediocampista central, y llegó a préstamo desde el Xeneize. Tal vez represente una señal, la mano tendida de un viejo adversario para, más allá de la rivalidad por lo que se juega esta tarde, procurar que los choques que eran habituales en el fixture de Primera División no vuelvan a ser una excepción con un paréntesis de 22 años.
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