Durante la última fecha FIFA, los jugadores de la selección de Irán se manifestaron ante la tortura y posterior muerte de la ciudadana Mahsa Amini. Los futbolistas saltaron al campo de juego con casacas negras para ocultar el escudo de sus camisetas mientras entonaban el himno de su país.
Horas más tarde de lo ocurrido en el amistoso ante Senegal, Sardar Azmoun, estrella del equipo y jugador del Bayer Leverkusen, dijo que no podía guardar silencio frente a los numerosos muertos que ha dejado la represión. “Esto no se podrá borrar de nuestra conciencia. ¡Debería darles vergüenza!”, escribió en las redes sociales.
Al jugador se le sumó el exfutbolista Ali Karimi, quien ha publicado también varios mensajes de apoyo a los manifestantes en sus redes sociales. Sin embargo, toda esta ola de gestos podría poner en aprietos a estas figuras del fútbol.
Resulta que este jueves las autoridades iraníes lanzaron una advertencia a las celebridades que apoyan las protestas desencadenadas por la muerte de la joven kurda detenida por la policía de la moral. “Tomaremos acciones contra los famosos que soplaron las brasas” de los “disturbios”, dijo el gobernador provincial de Teherán, Mohsen Mansouri, citado por la agencia de noticias ISNA.
Hace unos días, el jefe de la justicia iraní, Gholamhossein Mohseni Ejei, también había arremetido contra las celebridades favorables a los manifestantes. “Aquellos que se han hecho famosos gracias al apoyo de nuestro sistema, durante los días difíciles, se han unido al enemigo, en lugar de estar con el pueblo. Todos tienen que saber que deben pagar los daños materiales y espirituales causados al pueblo y al país”, sostuvo de manera enfática.
El caso Mahsa Amini en Irán
El pasado 13 de septiembre, Mahsa Amini de tan solo 22 años y originaria de la ciudad de Saqez, en la provincia del Kurdistán, se encontraba junto a su familia en la capital Teherán. Durante su visita, la joven fue intervenida por agentes de la Gasht-e Ershad (Patrulla de Orientación), un controvertido cuerpo policial dedicado a fiscalizar el cumplimiento de las normas de pudor instauradas en el país luego de la revolución islámica de 1979.
Si bien la denominada “policía de la moral” supervisa tanto a hombres como a mujeres, son estas últimas las que poseen mayores restricciones en el día a día. Tienen prohibido, por ejemplo, usar pantalones ajustados, jeans rasgados, vestimentas muy coloridas, mostrar las rodillas, utilizar maquillaje y escuchar música en sus autos. No obstante, sobre todo, deben cumplir con el uso de la hiyab, un velo que cubre el cabello y cuello, mientras estén en público. Esta regla aplica a todas las mujeres que se encuentren en el país, independientemente de la fe que profesen.
La detención de Amini habría respondido a un uso incorrecto de la hiyab durante su paseo familiar y la sanción impuesta fue el envío a una comisaría para cumplir con una hora de “reeducación”. Mahsa Amini murió tres días después de haber sido detenida por la “policía de la moral” iraní durante un viaje familiar en Teherán.
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