Cuando Demon’s Souls llegó a los anaqueles de las tiendas de videojuegos en aquel fatídico 2009, los entusiastas de la industria no estaban al tanto de que se encontraban ante la obra que revolucionaría el gaming con la creación de un nuevo género e influenciando de alguna u otra forma a la mayoría de grandes títulos que se lanzaron posteriormente. Elden Ring, el proyecto más reciente de aquella mente que gestó el juego antes mencionado y su equipo, es la prueba definitiva de que, pese a su longevidad, la fórmula Souls puede seguir entregando resultados espectaculares si es llevada en las direcciones correctas.
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El director Hidetaka Miyazaki y su estudio FromSoftware, responsables de la saga Dark Souls, Bloodborne y Sekiro: Shadows Die Twice vuelven a la carga con uno de los videojuegos más anticipados de los últimos tiempos, justamente gracias a todo el éxito logrado con sus anteriores trabajos manteniendo la base jugable que tanto ha impactado al gaming en los últimos años pero con un inmenso mundo abierto como su gran diferencial y bandera de su nueva propuesta.
¿Elden Ring justifica la enorme expectativa que se tenía sobre su desarrollo y lanzamiento? La respuesta corta es sí -y con creces- pero, a continuación, elaboramos con más profundidad el porqué es el videojuego definitivo de FromSoftware y porque, pese a algunos puntos en contra, es el gran título que los fans de la franquicia esperaban con entusiasmo.
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Levántate, Tiznado, y conviértete en el Señor de Elden
El anillo de Elden, un místico artefacto que contiene el poder del milenario Terrárbol, ha sido destruido y sus restos, ahora conocidos como las grandes runas, fueron recogidos por los hijos de la diosa Marika, la eterna. Estos semidioses aspiraban a convertirse en los nuevos Señores de Elden, un título conferido a aquel destinado a gobernar las Tierras Intermedias usando la gracia del anillo, y esto desató una guerra sin cuartel entre todos ellos: La Devastación.
Con el mundo totalmente desolado a raíz de este enfrentamiento, aquel que logre obtener todas las grandes runas y se presente frente al Terrárbol, se convertirá en el nuevo Señor de Elden, sin importar si son descendientes directos de Marika, ya que han sido abandonados por la Gran Voluntad debido a su ambición por el poder. El jugador encarna a un tiznado, un miembro de una antigua raza que fue exiliada de las Tierras Intermedias y ahora tiene la oportunidad de encontrar redención convirtiéndose en aquel que lo gobierne todo.
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La historia de Elden Ring sigue de cerca los fantásticos guiones elaborados anteriormente por FromSoftware para sus proyectos anteriores. Si bien este continúa siendo críptico e invita al jugador a ser quien se imbuya de todos los acontecimientos que ocurrieron y ocurren a su alrededor siguiendo las misiones principales, leyendo las descripciones de objetos, hechizos, armas, armaduras y una variedad de elementos o incluso a través de su habilidad para deducir basándose en locaciones y personajes, no deja de ser interesante, pese a que por momentos pueda asemejarse a lo que ya hemos visto en Dark Souls y sus secuelas.
Esto se debe gracias a la construcción del mundo de Elden Ring, con sus propios mitos, ilustres personajes, lugares pintorescos y, por supuesto, la extensa gama de herramientas que hallaremos en el camino. Miyazaki y su equipo vuelven a demostrar que no es necesario que un videojuego guíe de la mano al jugador con delicadeza para descubrir todo lo que tiene por ofrecer y esto no solo se aplica a la trama, sino -sobre todo- al gameplay.
Un mundo abierto como nunca antes
Elden Ring mantiene, en su mayor parte, la jugabilidad de los títulos de la saga Souls, pero va incluso más allá con la introducción de una característica que no estaba presente en los anteriores proyectos del estudio: el mundo abierto. Actualmente, existen decenas de grandes videojuegos enfocados en este diseño, pero muy pocos han logrado lo de Elden Ring, incluso aquellos consagrados.
Tras completar el tutorial que nos vuelve a explicar las acciones básicas que nuestro personaje puede hacer como atacar usando armas, defenderse usando un escudo y una serie de movimientos como esquivar rodando, portar el arma con las dos manos, el título nos suelta en un gigantesco mundo donde prácticamente todo puede ser explorado desde que ponemos un pie fuera de la zona de inicio.
Todo, desde la roca más mundana hasta el árbol más alto, pasando por colinas, bosques, montañas, ríos, lagos, playas y cientos de estructuras con un acabado artístico sin igual contribuyen a que las Tierras Intermedias se sientan vivas. El jugador experimenta una verdadera conexión con este escenario, la cual provoca que la investigación de estos páramos se de por legítimo interés y no solo con el ánimo de progresar en la aventura.
A diferencia de lo visto en anteriores juegos del estudio, ahora tenemos cientos de mazmorras, cuevas y otras locaciones a las que podemos aventurarnos para desentrañar sus secretos, los cuales pueden ser poderosas magias, espectaculares encantamientos, armas legendarias y otros objetos que nos ayudarán a atravesar este bello, pero peligroso mundo.
Los cambios no solo se limitan a la estructura del juego, sino también a otras mecánicas que se implementan por primera vez en un título de la saga. Por ejemplo, tenemos a nuestra disposición una montura -el magnífico corcel espectral Torrent- que nos permitirá recorrer las Tierras Intermedias más rápido, incluso brindando nuevas opciones al jugador para combatir contra enemigos.
Otra implementación que puede parecer insignificante pero que cambia las reglas del juego para la franquicia es el botón de salto. Pese a que esta es una de las acciones más básicas en el gaming, los títulos anteriores no podían usar este comando con tan solo pulsar un botón (a excepción de Sekiro: Shadows Die Twice), por lo que ahora el mundo y las mazmorras tienen un diseño mucho más vertical que recompensa la curiosidad de los jugadores si estos piensan “fuera de la caja”.
En cuanto al combate, este no ha cambiado significativamente, pero ahora contamos con una variedad mucho mayor de armas, hechizos y encantamientos, los cuales se sienten más únicos ya que cada uno nos ofrece un tipo distinto de aproximamiento a los rivales. También está la posibilidad de invocar espectros basados en las múltiples criaturas o enemigos que habitan este mundo para que luchen a nuestro lado en peleas importantes como contra los jefes.
Nombrar cada una de las mecánicas añadidas o los cambios realizados a la jugabilidad harían que este análisis sea incluso más extenso, pero hemos explicado los más importantes para mencionar que, si bien la fórmula del videojuego no se ha revolucionado, el mundo abierto y la base jugable que combina lo mejor de los trabajos pasados de FromSoftware nos han llevado a un refinamiento que parecía inalcanzable. Una lección magistral de cómo aplicar todo lo aprendido en más de una década para expandir un diseño de juego a nuevos horizontes y hacer que este, pese a similitudes, siga siendo una experiencia única.
Arte y música sensacionales, pero...
En lo que a presentación se refiere, Elden Ring sigue con la tradición del estudio de presentar un estilo artístico sublime basándose en conceptos como fantasía oscura medieval e influencias de obras de la cultura popular como el manga Berserk del fallecido Kentaro Miura, una de las principales inspiraciones de Miyazaki y su equipo para crear la saga Souls. El diseño de personajes, armas, armaduras, criaturas, escenarios y otros elementos visuales es para quitarse el sombrero y exhiben personalidad por donde sea que se les vea.
Sin embargo, aquí entra a tallar un aspecto que puede restarle al videojuego dependiendo de quién lo vea. Es un hecho que el motor gráfico del estudio que viene utilizando desde Bloodborne (2015) comienza a mostrar sus años pese a las modificaciones que se le hacen con cada entrega para mejorar aspectos como las sombras, la iluminación y las texturas de elementos básicos como el agua y el pasto.
Si bien hay nuevos diseños de enemigos con la distintiva marca de FromSoftware en el título, también hay varios modelos de criaturas reciclados de videojuegos anteriores, sobre todo de Dark Souls 3, que son bastante notorios. Esto no necesariamente es un aspecto negativo, pero nos muestra que no todo lo que contiene Elden Ring en este apartado tiene el mismo nivel de detalle y trabajo que el resto.
El diseño de los jefes principales es excelso y no nos cansaremos de resaltar los espectaculares que son sus batallas una vez llegamos a ellas, pero también hay varios de estos poderosos enemigos que son modelos reciclados de otros monstruos básicos que hallamos en el mapa o en mazmorras. Es este desbalance de esfuerzo lo que se le puede criticar ligeramente a Elden Ring, incluso si los resultados son de alta calidad.
Para cerrar el apartado artístico, no podemos olvidar la banda sonora, cortesía de la grandiosa Yuka Kitamura (Bloodborne, Dark Souls 3, Sekiro: Shadows Die Twice) y el resto del equipo de compositores: Tsukasa Saitoh, Shoi Miyazawa, Tai Tomisawa y Yoshimi Kudo. Si bien las tonadas que suenan cuando exploramos el mundo son más sutiles, cumplen su función de inmersión y no interrumpen el viaje del jugador con grandilocuencia innecesaria.
Esto queda reservado para los temas de los jefes, que cargan esa potente melancolía y majestuosidad propias de un título de la franquicia y es incluso mayor cuando nos enfrentamos a los aspirantes a Señor de Elden, combates con visuales y música que quitan el aliento.
Rendimiento técnico
En cuanto a lo técnico, Elden Ring no cuenta con errores garrafales que impiden al jugador disfrutar de la experiencia, pero sí es notable la presencia de algunos bugs y glitches que hasta pueden provocarnos la muerte y esto, en un título donde podemos perder nuestra moneda y medio para subir de nivel en cualquier momento, puede resultar frustrante en ciertas ocasiones.
El tema del popping -aparición brusca de elementos tridimensionales o cambio de texturas en el escenario y sus elementos- también debe ser mencionado ya que, en ocasiones, cuando nos enfrentamos a hordas enteras de enemigos, estos pueden llegar a ralentizarse a niveles críticos con caídas de cuadros por segundo incluídas. Pese a esto, el título funciona bastante bien en consolas de pasada generación, ya que tuvimos la oportunidad de jugarlo en PS4 con resultados satisfactorios.
La obra definitiva de FromSoftware
Hidetaka Miyazaki y FromSoftware lo han hecho nuevamente. Han sido capaces de crear un videojuego a la altura del legado de sus trabajos pasados y, no contentos con eso, han generado la que probablemente sea la experiencia definitiva del estudio. Con un mundo abierto que obsesiona al jugador con su bello acabado y secretos por descubrir, un retador combate que pone al límite los sentidos y una intrigante historia llena de misticismo que podemos ir destilando a nuestro propio ritmo, Elden Ring es uno de los mejores videojuegos en lo que va del año y candidato seguro a “juego del año”.
Si bien sus pequeños problemas en presentación y rendimiento técnico deben ser resaltados, el título condensa más de una década de trabajos influyentes que, sin duda, revolucionaron la forma de diseñar videojuegos. Elden Ring es una obra que todos los entusiastas de la industria deberían animarse a probar y no podemos recomendarlo lo suficiente como para hacerle justicia. Gran videojuego que se queda muy cerca de la perfección absoluta.