Garbiñe Muguruza dejó escapar lágrimas de emoción, las lágrimas de una campeona, tras rendirse ante Serena Williams después de 83 emotivos minutos de pasión en la Centre Court de Wimbledon. Serena ganó la final por 6-4 y 6-4, con lo que firma su título de Grand Slam número 21 (a uno de los 22 de Steffi Graf, plusmarca en la Era Open), y el sexto en Wimbledon.
Al mismo tiempo, y a sus 33 años largos, Serena es también la campeona más veterana en un evento de Grand Slam, donde no pierde una final desde 2011 (US Open, Stosur). Aquí en Wimbledon, la número uno mundial no alzaba desde 2012 la bandeja de plata Venus Rosewater Dish. Pero Muguruza luchó con entereza imponente: a un ritmo demoledor, Garbiñe arrancó la final al mando, hasta el 4-2 de ventaja... y casi remontó un aplastante 5-1 a favor de Williams en el segundo set. La española recortó hasta el 5-4, pero ya no controló la tensión en el décimo juego, al saque... y ese fue el momento de estrés que Serena aprovechó para cerrar la final.
Los altibajos del servicio de Williams (12 saques directos, ocho dobles faltas, tres de estas en el primer juego) marcaron la final. Claramente y, como anticipó Martina Navratilova, "la presión está con Serena; Garbiñe es joven y volverá aquí más veces". "Pero Muguruza no podrá superar ante Serena una crisis como la que tuvo con Radwanska", anticipó en la BBC la propia Navratilova, titular de nueve Campeonatos de Wimbledon.
A 24 grados de temperatura, Muguruza demarró tras aprovechar las tres dobles faltas de Williams en el juego inicial. Con 4-2 para Garbiñe, Serena quebró para 4-3... y la española de Caracas entró en una crisis donde desapareció su juego de campo. Semejante 'fundido a negro' o 'black out' abrió el camino a Serena (29 tiros ganadores, por diez de Muguruza) para cerrar con 6-4 en el primer set... y marcharse con un casi irremediable 5-1 en el segundo.
Entonces, sin nada que perder y restando a tope (Williams ganó el 78% de puntos con primeros servicios, pero solo el 35% con segundos), Muguruza rompió dos turnos de servicio de Serena para colocarse a un solo juego del 5-5. Ahí, Garbiñe (33% de puntos ganados en segundos saques, 6/18) hizo 'crack' ante la presión de los restos de Serena número uno del mundo y quizá la mejor tenista de todos los tiempos.
Al fin, la chica de Caracas lloró de vuelta a la silla, unas lágrimas de emoción que continuaron a corazón abierto en plena Centre Court de Wimbledon: "Pero estoy orgullosa y doy las gracias a todos por cómo se me ha apoyado. Ahora sí es la hierba mi superficie favorita. Este torneo y esta pista, y este público son fascinantes. Serena ha demostrado por qué es la número uno", fue el discurso de Garbiñe Muguruza ante el Duque de Kent, al aceptar la bandeja del subcampeonato de Wimbledon. Eufórica, Serena contestó a Garbiñe casi con las mismas palabras de Martina Navratilova: "Enhorabuena a ti, Garbiñe, has sido una rival increíblemente dura y muy pronto tendrás aquí tu gran oportunidad, te lo aseguro". Garbiñe volverá a una final como esta, y eso es tan seguro como que el sol vuelve a salir cada día por el Este. En realidad, Garbiñe Muguruza es un sol. Un sol naciente.
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