-Nada más comenzar la jornada se anunció una caída en la neutralizada en la que se vio implicado. ¿Qué ocurrió?
-Cinco o seis corredores se fueron al suelo delante de mí y no pude esquivarles. Pero no sucedió nada, un choque sin importancia en un enganchón. No llevábamos demasiada tensión en el inicio de la etapa. El resto del día se vivió con relativa tranquilidad, con una escapada bajo control del grupo. Excepto en los últimos diez kilómetros, con la tensión típica de que todo el mundo quiere ocupar la parte delantera. Me siento contento, se salvó el susto y no hubo más percances.
-¿Qué espera del Muro de Bretaña? Lo conoce de 2011.
-Se trata de una ascensión en el límite entre la gente rápida y la gente de la general. Quizá resulte totalmente distinta esta vez, ya que hace cuatro años llovió y se hizo muy dura. Espero responder bien si se desata la pelea.
-¿Recuerda que celebró el triunfo?
-(Risas). Sí, aunque no gané, terminé segundo y no logré batir a Cadel Evans.
-Faltan dos jornadas antes del primer día de descanso, Bretaña y la crono. ¿Cuál le preocupa más?
-La contrarreloj por equipos, porque ahí se pueden producir mayores diferencias.