Aún no se acercaba la hora de su lucha cuando Máscara Dorada ya causaba revuelo en los pasillos de la Arena México.
"Tomese la foto con Máscara Dorada, las últimas playeras, las últimas máscaras porque se va a WWE", pregonaba un vendedor dentro de la Catedral de la lucha libre, y la fila para llevar la imagen del recuerdo no se hizo esperar.
Cuando llegó la hora de su lucha, pocas 'tapas' del jalisciense podían apreciarse, Sin embargo el cariño que la gente le tiene fue notorio en las porras que recibió.
A su entrada llevaba un par de máscaras y dos playeras: las 'incognitas' las obsequió a niños y las prendas las lanzó al público.
Fue nombrado capitán del bando técnico, quizá por última vez y los ataques de sus rivales no demoraron. Había que maltratar al festejado.
Los encargados de ser los aguafiestas fueron Negro Casas, Felino y Bárbaro Cavernario, especialmente este último, finalmente también jalisciense, logró que su paisano no olvide jamás su despedida.
Cavernario maltrató de más al 'Joven Maravilla': bofetadas, golpes, castigos fuertes y sobre todo un azotón en la mesa de los comentaristas.
Si bien la primera caída fue para la Peste Negra y la segunda se emparejo gracias a Atlantis y Diamante Azul, sería el festejado el hombre que debía cerrar con broche de oro.
Con sus compañeros fuera del cuadrilatero, Máscara Dorada quedó en el encordado sólo frente a Negro Casas, a quien venció y humilló luego de hacerle la 'Casita', movimiento con el que la familia Casas suele terminar sus luchas.
Entonces sonaron las golondrinas y la gente premió con dinero por última vez a Gran Metalik. Los luchadores salieron de bambalinas a despedirse y desear suerte a su compañero, lo levantaron en hombros y el gladiador recibió la última ovación en la Arena México, pues el lunes subirá a un avión que lo llevará a Estados Unidos.
Tres años de contrato es lo que firmará Gran Metalik. A su regreso contará historias de la lucha estadounidense y quizá se hablará del más grande luchador mexicano de peso crucero en WWE.