Las palabras de Yesenia Zamudio –en una marcha feminista en 2020– le cambiaron a la vida a Soledad Vargas. Ese día, la boxeadora veía las redes con su hijo, cuando vio en la pantalla del celular a la señora Yesenia, quien protestaba por el feminicidio de su hija Marichuy.
“Yo soy una madre que me mataron a mi hija, soy una madre empoderada y feminista, y estoy que me carga la chingada. Tengo todo el derecho a quemar y a romper. No le voy a pedir permiso a nadie porque yo estoy rompiendo por mi hija”, pronunció la señora de manera airada y emotiva.
Esas palabras rompieron algo dentro de Sol, quien hasta ese momento estaba en contra del movimiento feminista; solía criticar las marchas e incluso se peleó con una reportera por tachar de revoltosas a las mujeres que se manifestaban por las muertes o desapariciones de sus familiares.
“Veo a una mujer gritar y empieza a decir: ‘Si yo pinto o rayo, a la gente no le importa, y si no te gusta, no estorbes’. Sus palabras me impactaron y me hicieron llorar, entonces dije, ‘tengo que hacer algo’. Vi la cara de mi mamá en esa mujer y dije: yo sé que mi mamá haría algo igual si yo desapareciera, si mi hermana desapareciera, si mis sobrinas desaparecieran; yo sé que ella lo haría, y yo también lo haría por mi hijo”, platica Sol conmovida a MILENIO-La Afición.
“Yo critiqué primero este movimiento feminista. Estaba en la universidad. Lo critiqué, incluso me peleé con una reportera, pero yo ni siquiera sabía por qué era la lucha de cada mujer”, admite.
Una pelea más importante
Fue así como la michoacana comenzó con su pelea abajo del ring. Se disculpó con la reportera y le pidió apoyo para alzar la voz, el cual fue clave. “Fue una cachetada con guante blanco”, reconoce Sol.
Marchar no era una opción, pues estaba en preparación para una pelea, pero lo platicó con su esposo y surgió la idea de hacer un homenaje portando el nombre de cada víctima en su indumentaria. Eran alrededor de 170. “Cuando decido esto fue como un volado para mí, podía enterrar mi carrera porque mucha gente estaba y sigue en contra de este movimiento, o seguir adelante”, recuerda. “Yo no pensé en la reacción que iba a tener cuando me dieran el uniforme, pero me agarré llorando de emoción, de sentimientos encontrados”.
La pelea en la que hizo el homenaje tampoco fue como esperaba, pues aunque ganó en lo deportivo, no recibió el apoyo que había pedido. “Pido la canción de ‘Sin Miedo’ y no se me pone, pido un minuto de silencio, el cual tampoco se me brinda. Yo dije: ‘si ellos no le quieren dar el minuto y yo sí se los doy’, y hago el señalamiento con la mirada hacia abajo. Sentí un escalofrío muy fuerte, pero también sentí una emoción porque pude regalar algo de mí y retractarme de todo lo que critiqué y ofendí”, cuenta Sol, quien no ganó un solo peso en esa batalla.
Recuerdos dolorosos
La historia de Emilia, una niña que fue arrebatada de los brazos de su madre mientras caminaban por la calle y que después fue encontrada sin vida, fue otra catarsis para la boxeadora, pues revivió un momento que ella misma vivió cuando era pequeña.
“Empiezo a recordar cómo me querían subir a ese auto negro y entre más va el proceso empieza a recordar el rostro de la persona. Antier recordaba a ese hombre con la playera blanca con líneas verdes, el pantalón de mezclilla incluso traía huaraches cruzados… y empezar a recordar esas cosas y saber que todavía tenía algo que hacer aquí, que no me tocaba en ese momento”, platica.
Y sí, para Sol fue una fortuna no convertirse en una de las 997 mujeres no localizadas o desaparecidas en Michoacán que, según datos de la Fiscalía Especializada para la Investigación y Persecución de los Delitos de Desaparición Forzada y de Desaparición cometida por Particulares de la FGE, han sido reportadas desde 2006 a la fecha.
Un recuerdo permanente
La lucha por Gema, Rafaela, Noemí, Dora y el resto de las 997 mujeres que han desaparecido en la entidad de 2006 a la fecha no terminó ahí. La originaria de Apatzingán abrió una brecha para otras manifestaciones en el cuadrilátero y otras pugilistas de otros estados repliquen su homenaje.
“Cuando lo hice, solo recalcó en Guanajuato y se quedó aquí la noticia. Otras boxeadoras salieron con el nombre, pero chiquito, como que les daba miedo salir. Y ésta última vez, la boxeadora, creo que se llama La Cholita, veo que se anima a salir en el pesaje con el slogan de la mujeres, con la música y me dio mucho gusto. Ser inspiración para ellas, que no se queden calladas, que sigan adelante y que les hagan homenaje a las chicas que ya no están”, dice Sol conmovida.
Actualmente, su short con los 41 nombres de las mujeres víctimas de feminicidio se encuentra en el Instituto de la Mujer Moreliana para la Igualdad Sustantiva en espera de ser entregado a familiares de las víctimas, con un mensaje que va más allá del ring.
“No me imagino el dolor que ellas viven y no puedo decir que los entiendo porque no es así, pero lo único que les puedo decir es que esas mujeres que ya no están vinieron y cumplieron un objetivo para ponernos en alerta, que cuidemos a las que están para que ya no siga pasando, y que todo lo hago y todo lo que represento para las que no están lo hago con mucho amor y mucho respeto, y que agradezco que me lo permitan”, agradece Sol.
DAO