Una de las problemáticas más alarmantes en México es el alto índice de personas que viven en situación de calle, especialmente niños y niñas, quienes llegan a este contexto debido a un abuso sexual o emocional, rechazo por orientación sexual o identidad de género, problemas de salud mental, consumo de sustancias y maltrato familiar.
Juan Manuel Castañeda, conocido en el mundo del boxeo como el Fierros, formó parte de estas estadísticas debido a que en casa recibió una educación muy estricta, la cual se basaba en golpes e insultos por parte de su padre, situación que lo orilló a refugiarse en el alcohol y las drogas.
Ahora, el Fierros, quien gracias a la ayuda de sus padres y de una clínica de rehabilitación se alejó de los vicios, se dedica al cien por ciento al boxeo, deporte que le dio un motivo para vivir, ya que hoy por hoy, es lo que más le importa.
“Llegué al boxeo de una forma muy peculiar. Yo estuve anexado por problemas con alcohol y drogas y cuando salí estaba muy gordo, así que uno de los padrinos me llevó a hacer ejercicio y empecé a hacer box, sin imaginar hasta dónde podía llegar. Es cierto que el grupo me sacó de las drogas, pero el boxeo me ha cambiado la vida y me ha dado un motivo para seguir viviendo, seguir adelante y ser una mejor persona. Yo quiero ayudar a las personas y sé que el box es un deporte que ayuda muchos chavitos. Yo doy clases de box, estoy poniendo un gimnasio en mi casa y he visto a muchos chavitos que andan desorientados, que tienen problemas y broncas con su familia y quiero ayudarlos”, expresó JuanMa.
Asimismo, Castañeda se abrió en exclusiva para MILENIO-La Afición y reveló el por qué llegó a ser niño de la calle.
“Fue por la típica educación mexicana de golpes e insultos, yo sé que eso no tiene nada que ver, hay personas exitosas y triunfadoras que tuvieron vidas muy difícil. A los 12 años empecé a tomar alcohol, tomaba dentro de mi casa y comencé a meterme en muchos problemas. A los 15 años comienzo con el consumo de la marihuana y después se vinieron los solventes y posteriormente todo lo que hubiera, incluso la piedra. Me corrieron varias veces de mi casa y me tiré al vicio, deambulaba en las calles, y de pronto ya en situación de calle, era tan grande mi necesidad de conseguir drogas que no me importaba nada más que estarme drogando todo el día”, mencionó Castañeda, quien agregó:
“Un día que fui a comprar vicio ahí por mi casa, porque estaba más barato pensé: ‘¿y si voy a mi casa?’. Fui y pedí ayuda, me dijeron que sí, pero tenía que ir a un grupo, yo ya tenía 18 años, ya había vivido de todo y probado de todo, así que llegué al grupo a rehabilitarme”.
Cometió delitos
Juan Manuel Castañeda señaló que su necesidad por drogarse lo llevó a robar. "De repente pasaban los compañeros de la escuela y me daba vergüenza. Mientras estaba drogado no sentía hambre, cansancio y por eso uno termina drogándose tanto. Para conseguir la droga uno anda pidiendo o robando".
"En algunas ocasiones robé, cuando tenía como 16 años me daba esa inquietud de hacerlo, yo quiero ser como ellos, hacer lo que ellos están haciendo; al principio lo hice por imitación, pero cuando estaba en situación de calle lo hice por la necesidad, aunque sabía que estaba mal agarrar, me podían llevar a la cárcel. Yo en mi casa lo tuve todo, a su capacidad, mi familia siempre me dio lo que necesitaba, pero uno se droga porque uno tiene un vacío", compartió.
No quería vivir
Hoy, el Fierros sueña con ser campeón del mundo, cuando anteriormente solo anhelaba morir para no seguir sufriendo.
“Sé que empecé mi carrera como boxeador ya grande, pero uno de mis objetivos es mejorar mi técnica, subir a los 10 rounds y a largo plazo, sé que ya estoy bastante grande para el boxeo, ya que empecé a boxear a los 21 años y me aventé dos años anexado, un año bajando de peso y ya después empecé a boxear, pero me gustaría llegar a disputar un campeonato, no tengo otra cosa más en mi vida que el box, quiero dedicarle todo mi tiempo y esfuerzo para poder disputar un campeonato mundial", dijo.
“Si no hubiera llegado a un grupo hubiera terminado en la cárcel, muerto o loco. Yo tenía un gran deseo de morir por todo el daño que le había hecho a mi familia, muy en el fondo uno siempre está pensando: ‘ya me quiero morir, que te atropellen o que de repente te mueras de un pasón, era un pensamiento muy latente, pero hoy veo lo que he logrado. Nunca me imaginé que iba a ser boxeador, nunca me imaginé que iba a salir al extranjero, nunca me imaginé que mi círculo de amistades iba a ser deportistas, ingenieros, doctores… mi círculo cambió completamente, entonces no lo creo”, concluyó.
FCM