Rubén Castro, Jorge Molina, Antonio Adán y Dani Ceballos. Sería difícil encontrar un solo bético que no coincidera en ellos cuatro como los jugadores imprescindibles para el ascenso y, por ende, pilares en la próxima plantilla de Primera. Pilares con dudas, cabría decir, pues ninguno de ellos tiene tranquilidad respecto a su futuro como béticos. Empezando por el canterano, que acaba en 2016 y cuya renovación dan por hecha en el club pero que todavía no se ha firmado/publicitado. Y sin firma...
Sin firma llega el peligro de que brille, más si cabe, en el Europeo Sub-19 que va a disputar en unos días. Y que se encapriche alguien con él para pagar una cláusula que, por defectos de contrato, quizá no pase de los tres millones. Tampoco la de Adán es prohibitiva: 8 kilos. Al portero le han tentado ya con ofertas muy superiores a lo que cobra en Heliópolis. El club le ha emplazado al regreso de vacaciones, la semana que viene: quiere renovarle lo antes posible.
Menos concreto se fue con Molina, al que queda sólo esta campaña, aunque también se le comunicó que se hablaría con él en cuanto se fichara a la columna vertebral. Con Rubén, dos años de contrato y 34 de edad, hay menos dudas. Pero la Espada de Damocles de la justicia sigue pendiendo sobre él.