El nombre de Joe Delaney no significa nada para la mayoría de aficionados del football, pero debería. Hoy, hace 32 años, el runningback no sólo sacrificó su prometedora carrera en la NFL, pero también su vida. Y lo hizo con 24 años... Los Chiefs nunca retiraron su ’37’, pero desde entonces nadie ha osado llevarlo. En Agosto se emitirá un documental del celebre serial 30 for 30 de ESPN en su honor y para que todos conozcan su historia.
Delaney aterrizó en la NFL en 1981, siendo elegido en segunda ronda por las Kansas City Chiefs. Tras luchar contra los deseos de su padre, que no quería que ninguno de sus ocho hijos jugara al fútbol americano, se convirtió en un receptor estrella en su instituto de Louisiana. En la universidad de Northwestern State, pidió a su entrenador la oportunidad de ser runningback y arrasó.
En su primer año como profesional, Delaney sumó 1.121 yardas de carrera y fue nombrado rookie del año de la AFC. En un partido ante los Houston Oilers, el 15 de noviembre de 1981, Delaney sumó 196 yardas: un récord absoluto en aquella época. Tras el partido, Elvin Bethea, DE de los Oilers en el Salón de la Fama y que sufrió a Delaney dijo de él: “He jugado contra O.J. Simpson, Walter Payton y Gale Sayers... Y Joe es tan bueno como ellos”.
La segunda campaña de Delaney tuvo menos brillo, por culpa de una huelga de jugadores y, sobre todo, una cirugía por desprendimiento de retina. Su carrera en la NFL terminaría con 1.811 yardas, tres touchdowns y 4,6 yardas por carrera.
La grandeza de Delaney sobre los terrenos era pareja con su bondad y excelencia fuera de ellos. Durante su carrera, tuvo varios grandes detalles, como pagarle el funeral a la familia de uno de sus exprofesores. En poco tiempo, se había convertido en el jugador más querido del Arrowhead Stadium.
El día de la desgracia
El 29 de junio de 1983, el corredor fue a un parque de atracciones con amigos en Monroe, Louisiana. Una vez dentro, vio a un grupo de tres chicos meterse en un estanque libre de vigilancia por culpa de obras. A la distancia, Delaney les gritó que no se metieran, que podía ser peligroso. La profundidad era de unos dos metros y el estanque tenía dos hectáreas de amplitud. Los chicos no hicieron caso y luego se vieron incapaces de salir. Después fueron ellos los que gritaron auxilio.
Delaney no se lo pensó dos veces y fue a rescatarles. El problema era que no sabía nadar. Primero sacó a uno de ellos... Después a otro... Y tanto él como el tercero se serían retirados más tarde del fondo del estanque.
De los cuatro, solamente quedó un superviviente. El segundo rescatado murió en el hospital...
Delaney tenía 24 años. La NFL perdió a una futura leyenda y la humanidad a una gran persona. Ronald Reagan, el entonces presidente de EE UU, le galardonó con la Medalla Presidencial del Ciudadano: “Hizo el máximo sacrificio y puso la vida de tres niños desconocidos por encima de la suya. En una muestra absoluta de valentía y compasión, este dotadísimo joven dejó un legado espiritual inolvidable para los demás ciudadanos de Estados Unidos”.