La alegría con la que llega al cuadrilátero, la cadencia a la hora de bailar, la sonrisa con la que ilumina las arenas, incluso en medio de un castigo, es solo una máscara que esconde la tristeza, el enojo, la desilusión, frustración y coraje que siente día a día Mario González Lozano, mejor conocido en el mundo de la lucha libre como Pimpinela Escarlata, quien en exclusiva para MILENIO-La Afición que a pesar de ser un ícono del pancracio nacional y ser amado por muchos no está feliz, pues la violación que sufrió a los nueve años a manos de un vecino continúa atormentándolo.
“Soy el que soy hoy en día por lo mismo. Siempre que hablo de mi violación le digo a la gente que cuide a sus hijos porque hay gente enferma. ¿Qué me falta para ser feliz si tengo todo?, la gente me quiere, tengo trabajo, soy conocido en la televisión, pero la verdad no soy feliz. Fui violado a los 9 años, me falta amor; yo sufrí discriminación, mi mamá trabajaba, mi papá nos dejó y sin orientación, la vida es la mejor escuela; me corrieron de mi casa a los 13 años, me fui a Juárez. Trabajé de electricista, en la obra, de cocinero, de mesero, y Dios me recompensó ahora como luchador, pero lo que me pasó es feo, no se olvida, me dejó marcado el resto de la vida”, puntualizó.
El gladiador de Torreón, Coahuila, agregó que si se encontrara a sí mismo a los nueve años le diría: “pobrecito, pobre de la Pimpi, fue feo, pero gracias a la lucha libre desquito todo, si no fuera por la lucha libre no sé qué sería de mí. Es duro, ni modo hay que echarle ganas. Soy feliz viendo a mi madre, a mi familia, pero tengo algo por dentro que necesito desechar; tengo un niño dañado por dentro que no puedo ayudarlo, por mucho que eché chingadazos arriba del ring, por mucho que viaje, que me dé su bendición mi mamá, no puedo curar al niño que traigo. Yo me pongo en las manos de Dios”.
Por otro lado, Pimpinela recordó que de pequeño fue apedreado en la plaza principal de su pueblo natal debido a sus preferencias sexuales.
“Me discriminan por ser como soy, por la forma en cómo me trataron trauman a uno. En aquellos tiempos la gente era muy fea, me apedreaban y me gritaban en el centro. Yo era afeminado, me vestía de mujer, era travesti en Torreón y en las fiestas del pueblo me decían que sacara a Rocío Dúrcal, Rosa Gloria Chayogán, tenía 17 o 18 años; a uno le nace ser así”.
Desde pequeño soltó trancazos
González Lozano recordó cómo fue que inició su aventura por la lucha libre.
“Yo estaba en la escuela Ricardo Flores Magón y como a los 9 años me insultaban y me discriminaban mis compañeros de sexto, ellos tenía 12 o 13 años y aun así los golpeaba. Después iban a quejarse con mi mamá, le decían: ‘¡ay comadre Soco! Dígale algo a su hijo, golpeó a mi bebé’, y yo les decía, ‘pero dígale por qué amá’. Les decía que me insultaban y a la mera hora mi mamá se andaba fregando a las comadres, no se me olvidan las revolcaba en las aguas negras", contó.
“Antes de ser luchador ya me andaba peleando, hasta que un día mi cuñado me invitó a entrenar, me dijo que andaba un Flower Man, que era May Flower, tiene un año más que yo en la lucha libre, yo dije que no, pero me insistió tanto que fui. Entrené con el Halcón Soriano, el primer día me dio calentura, el segundo me enfermé del estómago, el tercero ya fui porque vi a una persona que me motivó", añadió.
Le sacaron la pistola
Pimpinela Escarlata se ha caracterizado por la espontaneidad que maneja arriba y abajo del ring, interactuando con sus compañeros luchadores y con el público, a quienes de pronto besa para encender los ánimos de los fanáticos.
Este tipo de interacción le sacó el susto más grande de su vida, pues recuerda que un aficionado lo amenazó con una pistola.
“Tuve un accidente en Nuevo Laredo, ya con el nombre de Pimpinela Escarlata. Salí con la canción de ‘Piel Morena’ de Thalía. Salí, me le senté a uno y empecé: ‘¡Beso, beso!, y de pronto me pone la mano en la bolsa y me dice: ‘Si me das un beso ya sabes lo que te pasa’. Traía pistola y me levanté en friega y dije ‘¡ay, es jugando!’, concluyó el legendario gladiador exótico.
FCM