Aunque la manera en que Sheamus, Rusev y Alberto del Río echaron de La Liga de las Naciones a King Barrett parece indicar el fin del inglés como personaje en WWE –y así la compañía no le dará más proyección que lo mantenga vigente en un hipotético futuro en New Japan—, es más bien el principio del fin para la agrupación.
Cuando se formó La Liga de las Naciones parecía ser un equipo imparable, pues los cuatro son talentosos y han sido de los principales rudos de la compañía. Su presencia tenía cierto aroma de nWo.
Sin embargo, la magia duró poco, pues debutaron en Raw, y al siguiente SmackDown eran destruidos por Roman Reigns, quien cada semana repetía la hazaña de acabar sin ayuda a los cuatro trogloditas, que pronto quedaron reducidos a personajes de segunda. Eso sin contar las lesiones que todos fueron sufriendo en estos meses.
Así las cosas, lo mejor para estos cuatro, que apenas en WrestleMania fueron humillados por los veteranos, es separarse y reinventarse.
Dave Meltzer, en la más reciente edición del boletín Wrestling Observer, confirma que esa es la dirección:
“El plan es romper La Liga de las Naciones, o al menos eso es lo que le han dicho a las personas que deben saberlo. No se sabe qué tan pronto será, pero la cosa es que lo de la semana pasada no fue sólo que echaran a Barrett, sino el principio del fin para el grupo”.