Tom Lawlor hizo una entrada al su pesaje muy curiosa. Subió con un chonguito estilo McGregor cuando no estaba rapado e incluso se pegó unas calcas en el pecho y estómago emulando los tatuajes de Conor y hasta se puso Tom McLawlor.
Ya en el octágono, quiso emular los pasos del campeón pluma al hacer una pelea dinámica y de pie frente a Corey Anderson.
Y vaya que fueron pocos los encuentros en la lona de estos dos, porque se dividieron el dominio de los rounds, entre que se median la distancia y de verdad buscaban dañar al otro.
Lawlor buscó una mediana distancia y desde ahí le lanzaba impactos a Anderson, quien a ratos los repelía, a ratos le caían completos, pero que a su vez conectaba de buena manera a Tom, para hacerlo retroceder e imponer su estilo y ritmo.
Anderson dio aviso de que quería llevar a la lona la pelea. Primero con un agarre de pierna, que no llegó a buen puerto porque a base de giros, Lawlor se sacó la trampa y se mantuvo de pie.
Pero una vez que pudo hacerse del control, Anderson llevó a Lawlor a la lona y ahí lo mantuvo, inmóvil, metiéndole codazos, pero sobre todo, marcando su dominio sobre Tom y el control del combate, porque de ese modo se hacía de más puntos a los ojos de los jueces, quienes además de los golpes efectivos aprecian el dominio del octágono.
Y ese dominio le pasó factura a Lawlor, porque el resultado de la pelea fue unánime a favor de Anderson.