Carolina Marín ha sido tajante pidiendo su dimisión y la primera pregunta no puede ser otra. Con el escenario actual, ¿se plantea dimitir?
—En absoluto, sólo me plantearía dejar el cargo si es lo que la mayoría quiere.
—Hoy se celebra la Asamblea de la Federación. ¿Se espera alguna sorpresa?
—Quizá, porque pienso que todo esto es el colofón de una estrategia. De todas formas, existen los mecanismos adecuados para estos asuntos, como es la moción de censura. Aunque también se podría haber solucionado de otra forma.
—¿De verdad cree que todavía existe una solución para el conflicto?
—Lo que creo es que cuando se pide una dimisión, también hay que dar unos motivos. Explicar qué es lo que se ha hecho mal, dar unas razones... Y lo que pienso es que hay otros motivos que aún no sabemos.
—Pero la petición no viene de cualquiera, sino de la mejor jugadora española de la historia. Y no es la única deportista en su contra. ¿Cree que este pulso lo puede ganar?
—Pienso que los deportistas están muy influenciados por su entorno, y en el caso de Carolina quizá ese entorno tenga unos intereses. Quieren controlar y velar por su carrera deportiva, lo que es totalmente normal y entendible. Pero también creo que esos intereses van más allá. Quieren controlar todo, incluida también la Federación Española.
—Pero todo explotó con aquel choque por los derechos de imagen, la retirada de la Selección del Europeo mixto... ¿Se arrepiente de algo?
—Lo que me da pena es haber dejado que las relaciones personales se hayan deteriorado y se haya dado una imagen negativa de nuestro deporte.
—¿Y su marcha no ayudaría a lavar esa imagen?
—Creo que la solución es que cada uno se encargue de su función, y en mi caso se me eligió para dirigir la Federación, cuyas cuentas están saneadas y los escasos recursos que tiene una institución pequeña como la nuestra, bien gestionados. No quiero perjudicar a mi deporte, si trabajo es por el bien del bádminton.
—¿No cree que sí sería perjudicial la marcha de Fernando Rivas?
—No tengo nada contra Fernando Rivas. Fue mi deportista, le orienté en su formación y desde que entré a formar parte de la Federación, he estado interesado en que estuviera. Forma parte de un proyecto ideado en 1999 y al que él ha contribuido, como otras muchas personas, y gracias al cual estamos obteniendo los éxitos actuales. Porque estos logros no son ningún milagro.
—Desde el CSD se vuelve a insistir en que hay que encontrar una solución. ¿Se siente aún respaldado por el Consejo?
—Su presidente, Miguel Cardenal, que conoce toda la información del caso, sí me ha mostrado su apoyo. No puedo hablar de otros miembros determinados del Consejo, pero sí siento el respaldo de su máximo representante.