Sonríe. Lo hace desde la convención de quien se siente único en un día especial, pero también con el extraño sentimiento de una persona que hace suya la frase ‘lo mejor está por llegar’. Y por ahí iba la pregunta. ¿Tienes sitio ya para el McLaren campeón del mundo?, lanzó AS en el inmenso auditorio en Llanera, apenas a diez kilómetros de Oviedo. “Je, je, haremos sitio fácil para un McLaren campeón, para eso no tendremos problema. Desde luego no será fácil, nada se regala, va a haber que trabajarlo mucho, pero lo vamos a intentar y como digo espero que estemos en la batalla. Siempre hay espacio para más trofeos y espero ponerlos yo”, explicó el asturiano en un día feliz para él.
No podía ser de otra manera, por fin inauguraba su Museo-Circuito. El trazado, indicado para competiciones internacionales de karting, tiene hasta 29 especificaciones distintas y es la pista en la que al español le hubiera gustado competir: “Lo hice a mi gusto, la primera curva es una replica de la primera del Jarama, está la chicane del circuito de karting de Parma que era mi favorita en esos momentos, las eses de Suzuka…, espero que muchos niños puedan cumplir su sueño y su pasión por el automovilismo en este trazado”.
La pista está especialmente indicada para la lluvia, con un drenaje especial heredado del circuito de China. Tiene 1.340 metros en un versiòn internacional y la más corta es de 1.100. Es un espectáculo en un complejo de más de cien mil metros cuadrados.
Pero lo más emocionante está en el museo, similar a la colección Fernando Alonso que visitaron más de 500.000 personas en Madrid, pero aún mejor, ampliado y con sitio para más. Ahí está en un lugar separado del resto el primer kart que le construyó su padre para su hermana Lorena y que después fue para él, en esta ocasión junto al coche que replicaba, el McLaren Honda de Ayrton Senna.
Pero realmente es un paseo por la vida del campeón, desde su primera licencia con tres años, al último casco que lleva en esta temporada, pasando por sus karts, el coche de Fórmula Nissan, el de la 3000, el Minardi con el que debutó en 2001, los Renault campeones del mundo, el McLaren de 2007 y por supuesto todos sus Ferrari, una época de la que Alonso guarda especial recuerdo. “En esos años estuve a punto de ser campeón un par de veces y fui tres veces subcampeón, ese fue el calvario de Ferrari del que todo el mundo habla”, replica.
Precisamente de Ferrari hubo algún patrocinador de la época, pero quien no se quiso perder el evento fue Flavio Briatore. “Es el hombre que me llevó a la F-1, nos reunimos en el año 2000 y me presentó la propuesta de pilotar para Renault, le estoy especialmente agradecido”, declaró. Y el italiano volvió a mostrar su devoción por su amigo asturiano: “Es un piloto único, especial, uno de los mejores de siempre y estoy orgulloso de que tenga este museo”.
También estuvo el jefe deportivo de su proyecto actual, Eric Boullier, de McLaren, y por supuesto amigos como Pedro de la Rosa, aclamado por el público. A la salida, Fernando, que llegó en un McLaren naranja de calle, pudo ver una pancarta fabricada en una semana por un chaval de Burgos. “Gracias por hacernos soñar”, decía. Al menos, en este museo, en este lugar de Llanera, en Asturias, hay un lugar que nos descubre que los sueños se pueden hacer realidad.