Desde un tiempo a esta parte, Mauricio Isla se ha transformado en uno de los fijos en la selección chilena. Con Bielsa, Borghi y Sampaoli, cada vez que estuvo bien fue titular indiscutido.
Y así quedó demostrado anoche, cuando el ex Juventus se adueñó casi sin contrapeso de la banda derecha: Estuvo atento en la marca pero sobre todo cumplió una destacada actuación en ataque.
Al Huaso se le pide ida y vuelta y, de hecho, tiende a tener más libertad que el lateral izquierdo para sumarse en ofensiva.
Y así se le vio en el Nacional: Ya sea con Valdivia, Vidal o Sánchez, el jugador formado en la UC se cansó de hacer paredes que generalmente terminaron con un pase a uno de camiseta roja.
Incluso, hasta antes del gol el carrilero ya era uno de los destacados de Chile. Pero faltaba su coronación, esa que generalmente está destinada a otros en el equipo.
Esta vez, los flashes, las portadas y el cariño de la gente estaban destinados a Isla: Minuto 82 y el ex Udinese -una vez más- se sumó al ataque. Luego de una buena jugada colectiva sacó un remate que dejó sin opciones a Muslera. Gol y paso a semifinales.
El estadio se vino abajo, sus compañeros (los que estaban jugando y los de la banca) se le tiraron encima. La noche era de Isla, el hombre de Buin que hoy no tiene claro qué equipo defenderá el próximo semestre pero que gracias a su gol metió a Chile en la ronda de cuatro mejores de la Copa América.