Para nadie parece ser un misterio: con estrellas de talla mundial y con un Chile que pretende transformarse en potencia, el complejo donde entrena la Roja, el histórico Juan Pinto Durán, le quedó chico a los jugadores. Obsoleto, si se quiere.
Ya lo expresaba Gonzalo Jara cuando Jorge Sampaoli se llevó a sus jugadores a entrenar al Monasterio Celeste en Requínoa: “Nos encantaría tener algo así”, dijo aquella vez el zaguero del Mainz de Alemania.
A los pocos días, su compañero y capitán Claudio Bravo, tuvo palabras similares y expuso que “Pinto Durán no tiene las condiciones, no es un lugar óptimo para que la gente pueda entrar. Yo sería feliz con un entrenamiento a puertas abiertas. No tenemos las condiciones”.
Mucho antes de los reclamos, en la ANFP ya tenían detectado el problema y trabajan hace largo rato en la concreción de una nueva casa. Los problemas, eso sí, han ido apareciendo en el camino.
El plan original era tener cerrado en el primer trimestre de 2015 el terreno pero ni en Cerrillos ni en La Pintana, las comunas donde han visto sitios, han podido concretar algo. Eso ha retrasado, por ahora, levemente el cronograma.
De todas formas, según cuentan fuentes al interior de la ANFP, no debiese pasar de este año la elección del lugar, lo que inmediatamente permite hacer proyecciones: para la primera mitad de 2018 la Roja debiese tener su nueva casa.
En el mejor de los casos, podría adelantarse para fines de 2017. Indudablemente el anhelo es tener el recinto antes de que culmine el actual período de Sergio Jadue al mando de la ANFP.
En lo que sí hay certezas es en el modelo que replicarán: emisarios de la ANFP ya han viajado a España a ver en varias ocasiones la Ciudad de las Rozas, perteneciente a la Federación de Fútbol de ese país. “Queremos homologar ese complejo”, cuentan en Quilín.
¿Con qué contará el búnker? Quince canchas de entrenamiento, un museo del fútbol, salón de eventos, tres hoteles (uno para la adulta, otro para menores y el tercero para las selecciones femeninas) y una clínica deportiva, la que pretende ponerla a disposición de la comunidad con la que convivan las selecciones.
En el directorio de la ANFP dicen tener un riguroso plan de financiamiento, el que tiene prácticamente cubiertos los 20 millones de dólares que costará la “Ciudad del Fútbol”.
De hecho, en los planes está permutar los terrenos donde están las oficinas del fútbol chileno en Avenida Quilín por otros que posee el Gobierno en Cerrillos o La Pintana y concentrar todo en el nuevo complejo deportivo, el que tendrá un tamaño cercano a las 30 hectáreas.
En la ANFP tienen todo preparado para iniciar la construcción de la tan anhelada nueva casa y tenerla lista en 2018. La piden los jugadores, la necesita el cuerpo técnico y lo quiere Sergio Jadue. Por ahora, problema no menor, sólo falta cerrar los terrenos.