Tenía más o menos 18 años cuando la cogotearon. Iba caminando por el cruce de Tacna con Emancipación, cuando, de pronto, alguien apareció por atrás y rodeó su cuello con el brazo. Si le quisieron robar o algo más, solo lo sabe el delincuente. Lo que no sabía, claro, era que tenía al frente a una futura campeona sudamericana de lucha libre. Un lance bastó para tirarlo al suelo, escapar corriendo y subir a la primera combi que pasaba.
Yanet Sovero, una de nuestras principales representantes en Lima 2019, empezó en el combate poco antes de ese atraco fallido. Llegó a ese deporte a los 17 años gracias a Elizabeth, su hermana cinco años mayor, quien lo practicaba en un taller como parte de su preparación para ser policía y quien, además le regaló su primera indumentaria deportiva porque, en ese entonces, no la vendían en Perú.
Hoy la situación es distinta. El comité olímpico les ofrece seguro médico, asistencia física y nutricional y una asignación mensual. Incluso, si pertenecen al grupo TopPerú, reciben un 40% más. Lo suficiente como para dedicarse al deporte sin pensar en otros temas.
"No tienes que estarte preocupando por trabajo adicional. Yo creo que ahora sí se puede vivir del deporte llegando a alto rendimiento porque te pagan por resultados intencionales", cuenta a RPP. Por eso, y aunque recién la han operado de los meniscos, su objetivo en los Panamericanos, en un deporte de contacto en el que están prohibidos los golpes, es claro.
"Mejorar el resultado de Toronto que fue bronce, siempre me preparo por la de oro. No te imaginas cómo, me dedico bastante porque tengo mucha ilusión. Sería una de mis últimas competencias de carrera deportiva", dice. Y lo dice en serio. Yanet, a sus 36 años, ya piensa en el retiro. Y quiere hacerlo a lo grande. Para ello, entrena de lunes a viernes a doble turno en el Coliseo Cerrado del Puente del Ejército. Siempre con la compañía de Nilton, su esposo y entrenador, con quien tiene un hijo de 10 años a quien, curiosamente, no le gustan los deportes.
¿Herencia?
Diego Alonso Soto Sovero es su nombre, y prefiere la robótica a la lucha. Sovero cree saber el motivo. "Yo dejé el deporte de 2006 a 2011. Él nació en ese lapso de tiempo y estuve dedicada a él. Luego volví y dice que la lucha lo alejó de su mamá, que la hace sufrir, porque me lesiono a veces me ve llorar con mi hielo y las ampollas, por eso le ha agarrado rechazo a la lucha espero que se le vaya con el tiempo y verlo acá en la colchoneta”, confiesa.
Para Nilton, su esposo, es cuestión de tiempo porque "lo tiene en la sangre". No es solo un decir. Él es entrenador de la selección femenina y Yanet luchadora por profesión y vocación. Incluso, aunque estuvo cinco años fuera del ring por temas dirigenciales, siempre quiso volver. Y lo hizo a escondidas de su pareja, con la ilusión de volver a representar a Perú.
"Mi esposo no quería que regrese a luchar. Él se fue a trabajar,me escapé de casa y competí". Pero perdió. Sin embargo,la diferencia fue mínima. "Se puso picón. Me dijo que sin entrenar y estando retirada casi pude ganar", recuerda.
"Ver que estaba dentro de posibilidad de ganar me convencio. Entrenamos. Lo ganó y entró a la selección, Yanet consigue medallas todos los partidos a donde va. Las tengo en una lata. No es broma. Las primeras las colgamos, pero imagínate toda la casa llena de medallas...", cuenta él.
Dos de plata en los Bolivarianos y una de oro en el Sudamericano del año pasado son solo algunas. Pero la máxima satisfacción la consigue al salir a la calle y saber que hay quienes la ven como un ejemplo a seguir. "Es bonito que las chiquitas te digan que quieren ser como tú. Mepasa. A veces voy a comprar, se acercan y quieren tomarse una foto. Es bonito el reconocimiento", asegura.
Aunque la reciente operación la complique, y enfrentar a las mejores del mundo sea un reto, Yanet siempre tiene pronóstico de medalla. Lima 2019 no es la excepción. El viernes 9 de agosto, en la categoría de 68 kilos, intentará superarse a sí misma y seguir inspirando a niñas. Quién sabe si así el pequeño Diego también se anime a seguir sus pasos.