Un portentoso gancho al hígado que será recordado por mucho tiempo en una pelea que se quedará en la memoria colectiva le dio el campeonato Ligero de la Asociación Mundial de Boxeo al ucraniano Vasilii Lomachenko a los 2:08 minutos del décimo round sobre el valiente venezolano Jorge Linares.
Al momento del certero y determinante golpe, un juez favorecía a Lomachenko, mientras que otro tenía a Linares al frente en su tarjeta y un tercero tenía empate.
En una jornada mágica celebrada en el Madison Square Garden de Nueva York, Lomachenko, quien se confirmó como el rey libra por libra, visitó la lona en el sexto episodio y cuando más oscura parecía la noche, metió ese misil al hígado de Linares, quien algo lastimado del rostro, hizo el esfuerzo por levantarse, pero el dolor del impacto no se lo permitió.
El ucraniano se consagró como tricampeón del mundo, pues a las fajas en peso Pluma y Superpluma que ostentó, sumó ahora la de peso Ligero, con gran diferencia en comparación a otros tricampeones, que radica en que él lo hizo apenas en su duodécima pelea profesional.
Linares hizo una pelea de mucho coraje y técnica, pues en la primera parte de la misma fue arrasado por la velocidad y ángulos del ucraniano, hasta que logró dar el golpe de timón en el sexto con una recta cortita que mandó a la lona de manera inesperada al Lomachenko.
Linares le robó la confianza a Lomachenko. El venezolano fue de menos a más y comenzó a soltar sus largas combinaciones para emparejar poco a poco la batalla en espera de un cierre frenético. De hecho, la pelea estaba en el punto donde Linares la quería, pues sabía que, mientras más añeja se hiciera la pelea, más oportunidad tendría de ganar.
Sin embargo, como aquellos grandes peleadores que tienen la solución ante los más grandes problemas, Lomachenko no iba a dejar escapar la victoria y apretó el acelerador. En el octavo, logró cortar el ojo izquierdo al venezolano y en el noveno, aguantó el castigo que el sudamericano tuvo para él.
En el décimo llegó el desenlace para una de las mejores batallas del año, pues Linares y Lomachenko estaban en el toma y daca hasta que ese misil de mano izquierda de Lomachenko al hígado del venezolano acabó con la pelea, elevó la adrenalina al máximo y dio un cierre tan inesperado como explosivo a una noche especial en la ciudad de los rascacielos.
Con este resultado, Lomachenko mejoró a 11-1 con 9 nocauts y, además, ligó su octava pelea que se acaba por la vía rápida, mientras que Linares, quien no perdía desde marzo de 2012, se quedó con 44-4 y 27 cloroformos.