05/11/2024

Jessica Vall se cuelga el bronce con una historia irrepetible

Viernes 07 de Agosto del 2015

Jessica Vall se cuelga el bronce con una historia irrepetible

Acaba tercera en 200 braza al pasar en el último 50 de ser última al bronce. Es biomédica y solo lleva tres años dedicándose a tope a la natación.

Acaba tercera en 200 braza al pasar en el último 50 de ser última al bronce. Es biomédica y solo lleva tres años dedicándose a tope a la natación.

La delegación española no salía de su asombro. Manos a la cabeza, sonrisas y hasta lágrimas. Ni tampoco Jessica Vall, la tercera mejor bracista del mundo en la prueba larga, los 200. La nadadora del CN Sant Andreu tocó pared ex aequo con la danesa Rikke Pedersen y la china Shi Jinglinen en tercera posición, después de un último 50 antológico, en el que fue superando a rivales como quien supera a tortugas. Tocó última en los 150 metros, pero es ahí donde ella marca diferencias. No se salió de la carrera que tenía marcada, no se puso nerviosa, supo mantener la distancia hasta la explosión final y hasta ese bronce histórico. Partía con la séptima mejor marca y consiguió la primera medalla de España en línea. 

Vall empezó a aumentar la frecuencia de las brazadas con la fuerza de estos tres años que le ha dedicado a la natación, después de haberse sacado la carrera de Biomedicina y de proponerse otro reto, vivir unos Juegos Olímpicos. El trabajo con su entrenador, Jordi Jou, ha surtido efecto. La catalana siguió apretando y, de golpe, se colocó quinta. Cuando todas decaen, Vall, con un tesón inigualable, crece. Quedaban solo diez metros. Por la calle 1, lejos de donde se disputaba la carrera, el efecto óptico confundió a una grada que la animaba, pues la delegación española le tiene un cariño especial, pero que tampoco supo en qué posición había quedado.

Emergió del agua Vall con fuerza y tocó pared. Tardó en salir su marca y, de golpe, ¡¡¡tercera!!! con el récord de España a cuestas (2:22.76). Primera tocó la japonesa Watanabe (2:21.15), segunda Lawrence (2:22.44) y tercera Vall con Pedersen y Shi Jinglinen. No se dio cuenta la española, que se mantuvo expectante y exhausta unos segundos hasta que los gritos de sus compañeras en la grada la despertaron de un sueño y la imbuyeron a otro, que por fin hizo realidad. Jessica se tapó la boca, sonrió, no sabía qué hacer. Había sido bronce mundial cuando, hace apenas cuatro años, ni siquiera era una de las nadadoras españolas del equipo nacional.

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