Los training camps son esa cosa a la que a los veteranos titulares y las estrellas les apetece lo mínimo el ir, por el miedo a que algo malo pase. Los training camps son esa cosa a la que los rookies y aquellos otros que han de ganarse un puesto necesitan ir para y por su futuro, pero durante la cual viven con un miedo constante a que algo malo pase. Y ese “algo malo” no es otra cosa que las lesiones.
Una buena actuación en los entrenamientos, con todo el cuerpo técnico apuntando cosas en sus libretas, puede garantizarte un nuevo puesto o una promoción. Esto es vital para los rookies sin la vitola de “1ª ronda”, para los muy veteranos a los que se les ha dado otra oportunidad, o para los muchísimos jugadores anónimos. Y es por eso que vemos a muchos de esos jugadores que ya saben que tienen un puesto fumarse el training camp de alguna manera, pues el riesgo (de lesión) es infinitamente mayor que el posible beneficio. Solo hay que ver al pobre Dante Fowler Jr. El jugador de Jacksonville Jaguars se rompió el cruzado solo horas después de pisar por primera vez el césped en las tomas de contacto para rookies de la pasada primavera.
En este artículo os voy a contar dos historias de training camps en la NFC Sur, en ambos casos se trata de la historia de un receptor. Una historia tiene un final triste, la otra tiene un nudo feliz y espero que feliz desenlace también.
Stephen Hill sufrió una rotura de ligamentos entrenando con los Carolina Panthers. Parece que nada más ocurrió, todos los allí presentes se pusieron en lo peor, y asi lo acabaron confirmando los médicos. Adiós a la temporada para él. Panthers rescindieron su contrato.
Fin momentáneo del camino para un jugador que llegó en 2012 a la NFL con los New York Jets, y con un buen cartel que le colocó en 2ª ronda del Draft. Pero el cartel fue hecho jirones según iban viniendo las lesiones. Ingresó en el equipo reserva de Panthers en 2015, y ahí se pasó toda la temporada. Este verano era su oportunidad, una oportunidad perfecta en estos Carolina Panthers con solo un receptor titular claro. Y pintaba bien, hasta ahora.
La otra historia nos sitúa en el training camp de los New Orleans Saints. Allí el desconocido Brandon Coleman se ha convertido en el dueño del show, recibiendo buenas críticas de los periodistas allí presentes. Era uno de los formantes de un grupo de hasta 7 receptores luchando por el puesto de receptor 3, pero ahora parece ser el líder destacado de esa carrera.
Brandon Coleman llegó el año pasado a los New Orleans Saints como undrafted rookie, y se pasó 16 jornadas en el equipo reserva. En la última semana se vistió de corto, pero no tocó balón. Ahora es cuando llego su oportunidad, y parece estar aprovechándola.
Los training camps avanzan, e historias de estas encontramos por todo el mapa. Buenas actuaciones que reciben buenas críticas, y lesiones que dejan en el dique seco a jugadores. Las vemos casi a partes iguales, y así es año tras año.