Coordinador ofensivo: Frank Reich ****
Reich, bajo órdenes directas de McCoy, se ha encargado de simplificar el libro de jugadas de ataque para Rivers y ha cambiado la línea para que juegue en bloqueos zonales. Parecen cambios menores, pero han cambiado la parte final de la carrera del QB y le han devuelto a la élite. El ataque de los Chargers no deslumbra, pero es de una eficiencia abrumadora.
Estrella ofensiva: Keenan Allen
Tras un año rookie excepcional y una segunda temporada algo decepcionante, Allen ha de convertirse en la referencia del ataque de los Chargers. Su química con Rivers ha de ser perfecta.
Quaterbacks ***
Poco se puede decir de Rivers que no se sepa ya tras 12 años en la NFL. Pese a su veteranía, año tras año sigue demostrando que pertenece a la clase alta de quarterbacks. Es el dueño y señor del huddle y todos callan cuando él habla. Con una presencia innata en el pocket y una tremenda anticipación en sus lanzamientos, Phillip Rivers es el corazón del ataque en San Diego. Los Chargers deben aprovechar el tener un QB de este calibre e intentar dar un paso adelante, ya que es el clásico caso de jugador emblemático que despertará ese sentimiento de “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” cuando ya no esté. Phillip Rivers está en la recta final de su carrera útil, pero aún sigue siendo una garantía en la posición más trascendental.
Línea ofensiva ****
La línea ofensiva de los Chargers ha dado, a priori, un paso de gigante con respecto a 2014. Orlando Franklin como LG y Joe Barksdale como RT son dos fichajes extraordinarios para la línea ofensiva de San Diego. King Dunlap está totalmente establecido en el lado ciego de Phillip Rivers y Chris Watt debería ser el center titular de los Chargers durante muchos años si las lesiones le respetan. Fluker, después de un excelente año rookie como RT, tuvo problemas el año pasado para seguir al mismo nivel y es más que probable que sea movido a la posición de RG, quizá donde mejor se adapta por sus condiciones físicas y atléticas. Una línea ofensiva necesita química, experiencia y comunicación entre sus protagonistas, así que que tanto cambio puede llevar un tiempo de adaptación, pero es una línea ofensiva que promete espectáculo y que podría mantenerse sin cambios significativos durante mucho tiempo si todos sus miembros cumplen las expectativas.
Corredores ***
Los Bolts promediaron durante la pasada temporada la paupérrima cifra de 85 yardas terrestres por partido y 3,4 yardas por carrera, números muy por debajo de la media. Por ello, no dudaron en gastar su 1ª ronda en Melvin Gordon porque les faltaba un playmaker que pudieran lograr grandes ganancias. Con él buscan más verticalidad al ataque. Woodhead vuelve de una grave lesión, pero siempre es sinónimo de garantía, elusividad y ganancia extra de yardas.
Receptores ***
El cuerpo de los receptores en San Diego es realmente sólido. No está en la élite pero es superior al de muchos otros equipos y está por encima de la media. Floyd es un seguro de vida a la hora de estirar el campo y ser vertical, ganando sus batallas por alto y siendo capaz de realizar recepciones acrobáticas. Keenan Allen, al contrario, hace mucho daño en rutas cruzadas y recepciones seguras que dan ritmo y hacen que Rivers entre en calor; en su año rookie se convirtió en una pesadilla para las secundarias rivales y, aunque bajó su nivel la pasada campaña, está llamado a hacer grandes cosas y, en los esquemas que usa el equipo ahora mismo, a convertirse en la estrella del ataque. Stevie Johnson viene para sustituir a Eddie Royal y debe mostrar más de lo que hizo en San Francisco, pero su calidad está clara. Los tres tienen habilidad como playmakers y pueden cambiar el rumbo de un partido cuando tienen el balón en sus manos.
Tight ends ***
Antonio Gates ha sido el mejor TE receptor de la liga durante varios años, pero probablemente estamos ante su última temporada y ya ha demostrado claros síntomas de declive. No obstante, perro viejo nunca muere y sigue siendo, en ocasiones, un mismatch ante linebackers rivales. Ladarius Green, TE receptor en el molde de Gates, lleva dos años prometiendo mucho pero no termina de dar el salto definitivo y todo se queda en destellos. Una buena pareja de Tight Ends.