Lejos queda 2001, año en que se inició la exitosa franquicia de ‘A Todo Gas’ (Fast and Furious), basada en lo que en aquella época era un fenómeno global: el tuning. Coches preparados, estéticas radicales, imagen llamativa y cuantos más caballos bajo el capó, mejor.
Toretto y O’Connor convencieron a la audiencia, lo que se tradujo dos años después en la segunda entrega de la saga, ‘Two Fast, Two Furious’, adentrándose todavía más en el mundo del tuning, aunque ya sin Vin Diesel como parte del reparto.
Hubo que esperar a 2006 para ver la tercera parte, Tokyo Drift, que tomaba una nueva dirección, no tanto por el concepto (pues se mantenía el halo del cultura urbana, las carreras ilegales y los coches rápidos) sino por la desaparición de todos los protagonistas conocidos y una aparente desconexión argumental con las dos primeras películas de la saga. Sin embargo, una escueta escena final devolvía la esperanza a los fans: esa aparición de Toretto al ritmo de ‘Bandolero’ anunciaba lo que estaba por venir.
La vuelta de Vin Diesel, tanto en la pantalla como en calidad de productor, supuso el cambio definitivo en la orientación de ‘A Todo Gas’. El fenómeno del tuning estaba perdiendo fuelle a marchas forzadas en todo el mundo, por lo que seguir por ahí no parecía una opción viable. En lugar de eso, Diesel se centró en el segundo pilar de la franquicia (hasta ahora más o menos relegado a un segundo plano): la acción.
Fast & Furious, la cuarta entrega, representó a la perfección ese puente entre ambos conceptos, iniciando un camino en el que los coches y las carreras, aun siendo importantes, han ido dejando que los focos se centren en las cada vez más espectaculares escenas de acción. Fast Five y Fast & Furious 6 siguieron al pie de la letra el lema de ‘más y mejor’ hasta desembocar en Furious 7.
Nunca un título fue tan representativo de lo que se iba a ver en el cine, y es que en la séptima película de la franquicia nos olvidamos un poco del ‘fast’ y nos centramos en el ‘furious’, con una ensalada de disparos, explosiones y peleas que posiblemente supere a la de las seis anteriores combinadas.
¿Y la fórmula no se agota? Parece que no, como demuestran las cifras: ha recaudado 13 millones de euros en España, 1,2 billones de dólares a nivel global y se ha convertido en la tercera película más taquillera de la historia. Los fans siguen fieles a la franquicia, aunque hay que reconocer que en el éxito desmesurado de la última entrega ha tenido bastante influencia el fallecimiento del malogrado Paul Walker y el emotivo adiós que se le ha dado en la misma.
Sea como fuere, la maquinaria no para y ya está confirmada la octava (de momento titulada con un escueto ‘Fast & Furious 8’) para 2017, y directivos de Universal han comentado que hay planes de llegar a la decena.
Por ahora, se acaba de poner a la venta ‘Furious 7’ en DVD y Blu-Ray, y el pasado jueves la gente de Paramount Pictures organizó un evento en el que nos presentó a sus particulares siete furiosos: un Lamborghini Huracán, un Nissan GT-R, un Mercedes AMG-GT, un Lexus RC-F, un Subaru WRX STI, un Ford Mustang y un Maserati Ghibli. Además, tampoco faltaron unas impresionantes azafatas que nada tenían que envidiar a las féminas que han aparecido a lo largo de la saga. No te pierdas las fotogalerías de unos y otras.