Cuando todavía se oyen los ecos de las andanadas que se han lanzado en las últimas 48 horas por uno y otro bando, una de las primeras maniobras del "Brady camp" se ha visto desaborlada a las primeras de cambio con una decisión tomada en el ámbito judicial.
Tras anunciarse por parte de Roger Goodell que la sanción a Tom Brady se mantendría en los cuatro partidos iniciales, el sindicato de jugadores interpuso una demanda en contra de la liga en un juzgado de Minnesota.
Sin embargo, la NFL ya había tomado la delantera en ese terreno el propio martes, apenas instantes después de que Goodell anunciase su decisión. Con la presentación de la documentación pertinente, la liga consigue que el caso tenga que ser litigado en New York, lo que ha sido considerado como un éxito por parte de la oficina del comisionado.
Precisamente ese paso dado por Goodell es la gota que colmó el vaso de la paciencia del propietario de los Patriots, Robert Kraft, ya que consideró que esa maniobra sólo sería la clase de táctica que un abogado te recomendaría.
El juez de la Corte del Distrito Richard Kyle fue el que ordenó que el caso fuese llevado en New York ya que “veía pocas razones para comenzar el proceso en Minnesota”. También destacó el hecho de que tanto el proceso sancionador como la apelación fueron realizados en Manhattan.
La maniobra de la asociación de jugadores de llevar al caso en Minnesota tenía una sólida explicación ya que se entiende que es un estado que se suele decantar en favor del trabajador. En el pasado, el juez del distrito David Doty ya ha se había posicionado en otras ocasiones a favor del sindicato, siendo uno de los casos más significativos el de Adrian Peterson.