Carlos Rodas ha convivido con las frases de admiración de sus adversarios y compañeros. “En la B hay jugadores más irrespetuosos, pero en la A se reconoce más el trabajo. Muchos rivales me expresan admiración, me dicen que corro mucho, que no reflejo la edad que tengo, que parezco un juvenil, porque siempre demuestro muchas ganas en la cancha”, comentó el delantero tulueño de 40 años de edad, en diálogo con AS Colombia.
Siendo niño, también causaba impresión cuando Carlos osaba meterse a la cancha para jugar con adultos que trabajaban recogiendo café y luego de las actividades diarias, improvisaban un partido en la carretera. “Mi habilidad, me permitía esquivar los golpes. El fútbol es de calle, de picardía, de malicia... todo eso me ayudó”, cuenta Rodas.
Carlos cumplía una voluntariosa función como ‘garitero’: les llevaba la comida a su padre y hermano, quienes recogían café y cultivaban productos agrícolas en una finca familiar, en la vereda La Mansión, cerca de Tuluá, donde nació el delantero, quien a los 7 años, junto a su familia, se mudó al ‘Corazón del Valle del Cauca’, al barrio Rojas.
Luego de hacer sus divisiones menores en la Escuela Carlos Sarmiento Lora, en 1993, Humberto ‘El Tucho’ Ortiz lo hizo debutar con el Cortuluá, que jugaba en el Torneo de la B y contaba con Placido Bonilla, por entonces, el goleador del campeonato. Rodas terminó siendo titular y jugando al siguiente año en la primera categoría con el conjunto tulueño.
Siempre fue delantero, habilidoso, goleador. “Mis mejores duelos fueron con Higuita, cuando él jugaba en Nacional y yo en el Pereira. Él me tapaba varias pero al final, le terminaba marcando, es uno de los privilegios que he tenido en mi carrera”.
Rodas, tiene trajín en el balompié nacional: Además del Cortuluá y Pereira, jugó con el Quindío, Once Caldas, Medellín, Tolima, Huila, Pumas de Casanare, y fue campeón con el Deportivo Pasto (Apertura de 2006). Cuenta que generalmente, en las mañanas lo aquejan fatigas musculares, pero que desaparecen luego de que entra en calor.
“Después de que cumplí 30 años, dije que iba a jugar 2 años más. Pero mientras se tenga un buen rendimiento y pueda hacer la diferencia en la cancha, hay que continuar. Es lo que me ha sucedido, porque sólo he tenido una lesión de tibia, nada trascendental, a los 15 años. El día a día te va marcando la fecha del retiro”, sostuvo –tiene contrato con el Cortuluá hasta el próximo diciembre-.
Rodas, asegura que para su permanencia en el fútbol, ha sido muy útil su disciplina: “Nunca le falté al respeto a algún entrenador, ni salí de una institución por indisciplina. Soy un privilegiado. Jugar a los 40 años es una bendición, todo lo que tengo es gracias al fútbol y soy un agradecido con esta profesión”, sostiene, al tiempo que avizora su futuro: “Me gustaría hacer escuela como entrenador, aportar todo mi conocimiento en las divisiones menores del Cortuluá. Tengo mucho conocimiento para compartir con las nuevas generaciones”.
Su próximo retiro, seguramente será definitivo. Rodas, ya se despidió de las canchas en una oportunidad. Hastiado de los incumplimientos, se decidió a conducir un taxi. Estuvo ausente del fútbol durante 2 años, hasta que en el 2005 el entonces técnico del Cortuluá, Fernando Velasco, lo invitó a una prueba. Luego de tres prácticas, Rodas convenció al cuerpo técnico y luego firmó su contrato.
Fue cuando puedo ampliar su registro de goles, ya suma 202 en su carrera y luce activo en las canchas. Con el Cortuluá debutó, volvió al fútbol y se jubilará.