En las aguas del río Kazanka se ahogaron las opciones de las españolas Erika Villaecija y María Vilas de quedar entre las diez primeras posiciones y obtener el billete para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Pese a estar en la parte alta del grupo en los primeros 5 kilómetros, no han podido aguantar el tirón de las de cabeza y ambas han quedado rezagadas en un grupo intermedio, para finalizar 21ª y 24ª respectivamente. Deberán esperar al Preolímpico de la próxima primavera para sellar esos billetes, pero solo habrá una plaza en juego.
Villaecija llegaba con buenas sensaciones después de haber finalizado décima la prueba corta, de 5 kilómetros. Y así empezó, entre las mejores, llegando a ocupar la undécima posición en el ecuador de la carrera. Dotada de un gran final por su formación en piscina, la nadadora del CN Sabadell inundó de optimismo a la delegación española. Pero, al igual como ocurriera con los chicos el día anterior, a partir de la tercera vuelta el decorado cambió.
Villaecija y la gallega Vilas se quedaron. No pudieron aguantar el ritmo de la holandesa Van Rouwendaal o la francés Muller, a la postre plata y oro respectivamente. Nadadoras de la talla de Hristov o las brasileñas que tan buen rendimiento ofrecen en estas pruebas de resistencia y estrategia. Un ejemplo es Cunha, que se llevó el bronce. Al igual que en la prueba masculina, las nadadoras que coparon el podio no fueron las que encabezaron la prueba en las primeras dos vueltas al circuito. De hecho, la holandesa llegó a ir en el puesto 31 en los primeros 2,5 kilómetros.
La ganadora de la prueba invirtió un tiempo de 1:58.04 en realizar este recorrido que destaca por las corrientes en la parte final y por la suciedad de un agua que dificulta, en ocasiones, la visibilidad. Circunstancias que no trastocan los planes de los nadadores, acostumbrados a competir en escenarios peores.