Un campeón debe serlo en los días buenos y en los malos. En el peor de los escenarios, en suelo sudafricano, fue capaz de imponerse Nueva Zelanda a una mejorada versión de los Springboks sudafricanos. Lo pasaron mal los de negro, fueron siempre a remolque y sólo en el tramo final de ambos periodos supieron arreglar un partido que por méritos caía del lado local. Pero los All Blacks siempre resurgen, son los mejores, y hace falta algo más que un buen partido para derrotarles. Un ensayo de McCaw en los últimos minutos desniveló la balanza para los de Hansen.
Sopoaga, que debutaba como titular, pasó un golpe de castigo nada más arrancar. Pero Sudáfrica no estaba por la labor de dejarse avasallar. Con una presión asfixiante y una gran defensa, la intensidad de los de Meyer tuvo su premio con el ensayo de Le Roux (rompiendo la línea). Pollard transformó y también pasó un golpe de castigo para el 10-3 en el ecuador de la primera mitad. Nueva Zelanda no era la de siempre, estaba apática, pero los All Blacks siempre resurgen. En el último instante previo al descanso una jugada abierta culminó con la internada de Ben Smith en una esquina. 10-10, vuelta a empezar.
Sudáfrica salió de nuevo enrabietada y Kriel, que lleva dos ensayos en dos partidos, se coló como un cohete en la defensa visitante. El talonador Coles respondió rápidamente para igualar el choque y a continuación Pollard pasaba un golpe (20-17) para adelantar a una luchadora Sudáfrica. Hizo falta el TMO (juez de video) para no validar un ensayo del gigante De Jager. Los All Blacks seguían vivos. Además, Whitelock veía amarilla y Nueva Zelanda se quedaba con 14 durante diez minutos.
Resistían los de negro hasta que en el tramo final dieron un paso al frente y dejaron su impronta. Un ensayo de McCaw transformado por Sopoaga (que completaba el marcador después en el 80' con un golpe de castigo) resultaría definitivo para que finalmente los de Hansen sigan líderes del Championship. No fue su mejor tarde, pero ante Nueva Zelanda hace falta algo más que un buen partido. Y Sudáfrica rozó la proeza, pero se ahogó en la orilla.