¿Cómo analizaría la actual situación alguien como usted que jugó Copa Davis entre 1967 y 1980, y que solo en esta competición ganó 60 partidos individuales de los 87 que disputó? Después fue capitán, entre 1985 y 1992...
—Estoy bastante lejos del panorama y dedicado a mi club y escuela (Bonasport), entre otras cosas porque así lo quiso la Federación en momentos sucesivos. No se me ha consultado, como a otros tantos de nuestra época y posteriores. Con los últimos presidentes no he ido mucho más allá del saludo. Pero que se haya ganado tanto y que ahora estemos en esta situación, con los jugadores que tenemos, pues...
—¿Tiene localizado el problema?
—Es que, básicamente, no me explico cómo se ha podido llegar a esta situación. En mi época, incluso cuando yo fui capitán y ya después, en los años 90, todo el mundo quería jugar la Davis. En mis siete años de capitanía, todos iban contentísimos porque jugar la Davis y tener la posibilidad de ganarla era algo que da prestigio. Así debería de ser. Ahora, la misma Conchita Martínez habla del ‘esfuerzo’ y ‘sacrificio’ de los jugadores. Por amor de Dios... Messi ha jugado todos los torneos, lo ha ganado todo y luego se va a jugar con Argentina. ¿Cómo se ha fastidiado esto aquí?
—¿Se trata de la Federación, los jugadores, el sistema...?
—No se hacen las cosas bien ni en la Federación Española, ni en la Catalana... ni tampoco por parte del Consejo Superior de Deportes, desde mi punto de vista. Hay nidos de enchufados por todas partes. Por parte de los jugadores, tampoco puedo comprender cómo no se sienten atraídos aquellos que son más jóvenes y los que apenas han ganado algún torneo y ya están más allá de los 20 primeros. No comprendo cómo se puede plantear ir a Bastad, Hamburgo o un torneo de estos, antes que plantearse jugar la Davis. Técnicamente, no cabe decir que no han podido ir a la Davis. ¿Por qué pasa esto? No sé, pero lo veo todo muy mal. Si sigue este caos, esta situación hundirá al tenis español y se irán a hacer puñetas la Federación y el mismo sistema. No olvidemos que en buena medida, la Federación depende de la Copa Davis.
—Ha hablado del Consejo Superior de Deportes...
—Habría que buscar un ambiente positivo y de consulta con los jugadores. Con los jóvenes habría que ir contando, aunque fuera como sparrings. Pero el Consejo y la Federación, que hasta ahora ha sido un desastre, deben fijar como un sistema de becas: aquel que reciba ayudas, se beneficie o vaya a los Centros de Alto Rendimiento (CAR), luego debe de estar obligado a competir, aunque sea como compensación. Ojo ahí.
—No es optimista.
—No llegan tantos jugadores tan buenos pero sí surgen jóvenes. Pero esto va más allá de que, por ejemplo, estuviese o no Gala León. Con Moyá tampoco fue la mayoría de jugadores. No hay excusas.
—Usted también nos estaba hablando de ‘enchufados’...
—Los hay por todas partes. Apenas se recurre a los veteranos que saben y podrían asesorar. Eduard Güell, un chico que promete y creció en nuestro club, pasó al CAR de Sant Cugat con 15 años. Empezó a ir a torneos. En el primero de ellos, jugaba a las 14:00 horas, no diré dónde. Cuando Güell se levantó, tenía un mensaje del entrenador que viajó con él. Le decía: “Me voy de turismo y ya volveré a verte cuando empieces a jugar”. ¿Hablamos de ‘deterioro’? En fin...