El Espanyol constató que hay motivos para confiar. El conjunto blanquiazul solventó el encuentro ante el Colonia y mucha culpa la tiene Christian Alfonso. Su tanto sirvió para solventar un encuentro en el que los pericos estuvieron certeros en la circulación de balón, pero faltó dar más sensación de peligro. El triunfo sirve para coger aire y más margen para el optimismo.
Sergio González siguió apostando por el 4-2-3-1 para iniciar el encuentro ante un Colonia que regaló la posesión. Los blanquiazules no la despreciaron y tan solo faltó poner una marcha más al juego y que Burgui entrara tanto en juego como lo hizo Montañés. La banda derecha perica, en la que también actuaba Arbilla, fue la protagonista de una primera mitad en la que Pau destacó. El meta demostró que, como avisó, la marcha de Kiko Casilla le ha motivado y ajeno al fichaje de Bardi, desquició primero a Modeste y después a Vogt. Tuvo que intervenir en solo tres ocasiones, pero ofreció seguridad y grandes maneras.
El juego blanquiazul ofreció destellos, pero no brilló. La circulación de balón fue rápida por momentos, pero Mesenhöler no tuvo que intervenir ni una sola vez. La falta de pegada perica quedó patente y solo Jordán hizo que el Colonia oliera el peligro. El esfuerzo realizado durante estas semanas de pretemporada no ayudó a acabar la primera mitad en el área contraria y tampoco lo hizo que el campo estuviera excesivamente rápido para unos jugadores que acabaron pidiendo al final siempre el balón al pie.
En la segunda mitad, el Colonia siguió con el mismo once pero Sergio González apostó por solo mantener en el campo a Víctor Álvarez y Pau. Los nueve cambios permitieron coger oxígeno a un equipo que igualó las fuerzas del conjunto alemán y que volvió a ser superior en cuanto al toque cuando en el 61’ hicieron sus cambios.
Hernán Pérez se mostró eléctrico por banda y Mamadou acertado en el desmarque pero faltó atinar con el último pase o en acciones que el paraguayo dejase ir la pelota y buscara la pared. El aspecto positivo es que el Espanyol buscaba con ahínco la meta rival y se prodigó más en ataque. Pero cuando el conjunto blanquiazul parecía que se iba a pegar con el muro alemán ahí apareció Alfonso. 12 minutos le bastaron para enchufarse porque fue en el 73’ controló un centro de Fuentes, le dio pausa y con un gran toque hizo el 0-1. Va en busca de una oportunidad y está haciendo méritos. Al final, el Colonia subió líneas pero el Espanyol no quería que el duelo se fuera a los penaltis. Caballé con la zurda sentenció el encuentro en la última acción del partido y dio el triunfo a un conjunto que demuestra que con confianza y tiempo se puede ser optimista.