—Hace tres semanas le veíamos en Assen, con los monstruos de MotoGP. Ahora le toca a usted dar el máximo.
—No había vivido MotoGP tan de cerca como ese fin de semana. Me encantó la experiencia.
—Se hizo fotos con todos.
—Sí. Con todos los que pillé. Había que aprovechar, no siempre tienes a tantos campeones alrededor.
—Pero le vi algo ‘chaquetero’. Reconoció a Herlings como ídolo y olvidó a Roczen.
—Es que a mí me gusta Herlings... pero también Roczen. No soy chaquetero, sólo es que me gustan los buenos pilotos. (Risas).
—Es su semana grande, la del Mundial. Ya sabe lo que es ganar uno, el de MX65, en 2011. ¿Cómo lo recuerda?
—De ese Mundial me acuerdo de todo. La sensación de ganar fue impresionante, lo disfruté sobre todo por cómo me sentí sobre la moto. Es irrepetible.
—En el del año pasado, en MX85, una lesión le privó de luchar por el título. ¿Olvidado?
—Me fracturé la tibia. Pero superado el revés, cogí la 125cc y me puse a entrenar fuerte para intentar ganar el Europeo y el Mundial. Llego en forma, con velocidad, ahora hay que tener una buena salida y darlo todo.
—Pero aquella lesión, ¿le hace ser cauto en entrenamientos?
—¡No, no, yo cuando me entreno le doy caña a la moto, eh! Le pego fuerte.
—¿Cómo es el Circuito de El Molar, escenario del Mundial?
—Tiene un terreno en el que, si le cogen el punto, es decir, ni muy seco ni muy embarrado, es bastante bueno. Un trazado sencillo y magnífico para el espectador, ya que desde la subida se ve casi todo el circuito. Y es más duro que blando.
—Y usted es más de turrón blando que de duro, ¿no?
—Sí, me gusta más la arena, es a lo que estoy más acostumbrado en Bélgica, pero me adapto a todos los terrenos.
—¿Le gusta el formato?
—Me gusta más el del Europeo, con más regularidad, en el que no te juegas todo en un día.
—Recurramos al tópico. Un gallego que vive en Bélgica. ¿Cómo lleva el calor? Porque competirá en un infierno...
—Pues no muy bien. En Lommel no estamos subiendo de 22 grados. Y competir a casi 40... Son muchos grados, pero lo son para todos.
—Lo que no tiene son vacaciones, porque, sin querer meterle presión, afronta ahora el Mundial y en agosto las dos citas finales del Europeo.
—¡Ah, para mí, vacaciones son estas! Mis vacaciones son entrenar y competir, lo que me gusta. Si no, me aburro. Las dos últimas citas serán en Bélgica y Holanda, en arena. Soy optimista cara al título. Lo daré todo, es el último empujón.
—¿Rivales para El Molar?
—No sé cómo estará, pero el australiano Hunter Lawrence y los pilotos del Europeo.
—Aspirar al título no es sino el reflejo de que está haciendo bien el trabajo. ¿Satisfecho?
—Sí. Tengo la oportunidad de correr Europeo y Mundial con KTM, que me apoya mucho. Al igual que mi familia. Un lujo.