Dos sistemas. Tras los cuatro entrenamientos que ha organizado Benítez en Melbourne, la primera conclusión es que el técnico madrileño aplicará dos sistemas: el 4-2-3-1 (el que aplicó en el Nápoles) y el 4-4-2. Ayer los puso en práctica en un partidillo. Cada equipo utilizó un esquema distinto. La intención del técnico es experimentar durante la pretemporada hasta encontrar el más adecuado. “Cada plantilla necesita un modelo de juego”, dice Benítez. Habrá que ver cómo encaja a la BBC, que el año pasado era “innegociable”, en estos dibujos. El martes, Bale jugó el partidillo sin Cristiano ni Benzema en el equipo y arrancó desde la izquierda. Ayer, el galés compartió equipo con el portugués en el 4-4-2: Cristiano arrancó desde la izquierda y Bale formó en punta junto a Jesé. Benzema era el delantero en el equipo rival (4-2-3-1). El partidillo acabó 1-1 (Benzema de cabeza y Cristiano, de penalti).
Un equipo que no se parta. Benítez fue ayer la sombra de Carvajal, Danilo, Marcelo y Arbeloa. Les corrigió durante la sesión y les reunió tras la misma. En el entrenamiento de la tarde incluso hizo salir a Carvajal del vestuario (Modric fue el recadero) para volver a charlar con él y Danilo. El técnico les pide que doblen por la banda y que den profundidad al ataque. Hasta aquí nada nuevo en el Madrid. Pero ayer les insistía en que tienen que presionar arriba cuando vean la ocasión. Benítez cree que una de las debilidades del equipo la temporada pasada fue que se partía en las bandas porque los delanteros no ayudaban en defensa. Carvajal y Marcelo estaban muy solos atrás. Para el madrileño, es mejor, y más fácil, que los laterales avancen su posición y el equipo presione más arriba que el que los jugadores de ataque atrasen su posición en tareas defensivas.
Salida de balón. A los centrales y a Illarramendi les tocó hacer horas extras en el segundo entrenamiento de ayer. Estuvieron trabajando con Pecchia la salida del balón desde atrás. Para Benítez es clave no perder la pelota en la primera transición. Pepe, Nacho, Varane y Ramos tocaban más o menos abiertos entre ellos o con Illarra. El técnico estuvo más de cinco minutos exponiéndoles este planteamiento y los movimientos a realizar.
Kroos-Modric. A Benítez le acusan de ser un técnico defensivo, pero su Madrid se intuye con la pareja Kroos-Modric en la medular. Así lo probó ayer en el entrenamiento de la mañana y en el de la tarde, tanto en el 4-4-2 como en el 4-2-3-1. Los mediocentros rivales eran Illarra y Lucas Silva. El brasileño saldrá cedido este verano (Oporto y Sevilla le quieren) para dejar su sitio a Casemiro, que a finales de esta semana o a principios de la próxima se incorporará a la concentración de Melbourne.
Presión y toque. Junto a la intensidad son las consignas más repetidas por el cuerpo técnico en Australia. Ayer las gritaba Benítez continuamente a los jugadores. Es la seña de identidad de su Real Madrid. Para ello trabaja la circulación de balón en espacio reducido y el ataque-defensa en superioridad e inferioridad numérica.
Delanteros ‘móviles’. Benítez pide a sus atacantes que estén activos. Cristiano jugó en la banda izquierda, pero fue habitual verle arriba mientras Jesé o Bale cubrían su zona. Lo mismo sucedió con Lucas Vázquez, que ocupó la banda derecha. Benítez no pretende que su esquema sea encorsetado. Los jugadores pueden cambiar de posición para sorprender al rival.
Trabajo físico. El aspecto físico se está trabajando a conciencia. Los jugadores han pisado el gimnasio los dos días (antes o después del entrenamiento). Ayer, tras el partidillo, no hubo ducha: Benítez ordenó a los jugadores correr por grupos y con unos tiempos marcados. Esta exigencia está siendo aplaudida por el club, donde se asegura que el tema físico mató al equipo la pasada temporada (Florentino filtró que el culpable del bajón del Madrid fue Giovani Mauri, preparador físico de Ancelotti).